Paula, nombre que se viste de seda,
cuando la noche termina y
enciende la llama de la ternura,
cuando esperanzas no son mentiras.
Preciosa tu sonrisa sonriente
que hace guiños a la mia y
la recuerda que merece la pena
sonreir para que yo no vuelva a partir.
Ya tiré mil botellas a tu mar, donde
espero que recogas las notas de mi bondad
que van inmersas en cada retazo de cielo,
cuando lo miro
y veo escrito «Paula», una vez más.