Un espectro se cierne sobre Europa: el espectro del comunismo. Contra este espectro se han conjurado, en santa jauría, todas las fuerzas de la vieja y de la nueva Europa, los Gobiernos, las Multinacionales, el Imperio Yankee y el trabajo por debajo de coste de los países en vías de desarrollo, pero, no os preocupéis amigos, que el comunismo vencerá, llegará el turno de los trabajadores, del proletariado europeo que, ahora más que nunca, debe de permanecer unido para luchar contra el enemigo común, el patrón.
Por ello, camaradas, os he reunido aquí a todos, sin importar vuestro sector de producción, ni vuestra nacionalidad, ni vuestra raza, porque el comunismo no conoce fronteras, las elimina, para que todos crezcamos en igualdad de oportunidades y para que disfrutemos nosotros, y no ellos, del fruto de nuestro trabajo.
Porque el patrón, ese ser detestable sólo busca nuestra destrucción, obtiene una plusvalía por nuestro trabajo, no por el suyo, y vive en la abundancia a costa de nuestro tiempo, nuestras familias y nuestra salud que puede que no se resienta hoy, pero se resentirá mañana.
Así que camaradas, no lo dudéis, y aceptar esta propuesta de reducción del salario que os he ofrecido porque es la única forma de que consigamos acabar con el patrón.
– Perdón, camarada – Un chico pelirrojo de la cuarta fila se atrevió a hablar – Me gustaría plantearte una cuestión que no me ha quedado nada clara.
– Habla, camarada, todas las opiniones y preguntas son bienvenidas en ésta, nuestra asamblea.
– Allá voy. Nos dices que la única forma de abrazar el comunismo es reducir nuestro salario, pero ¿no crees que no hay medida más capitalista que ésa? ¿Cómo conseguiremos llegar al comunismo a través de la reducción de nuestro salario?
– Bien, camarada. Comprendo que me hagas esa pregunta porque te supongo no tan versado como yo en las teorías de nuestro gran maestro Karl Marx. Verás. La concentración del capital en manos de unos pocos y el abuso por éstos de una gran masa de asalariados exprimidos darán lugar, sin ninguna duda, a nuestra rebelión y al advenimiento del comunismo, nuestra tabla salvadora.
– Entonces, ¿cuál es nuestra misión?
– Debemos incentivar nuestra explotación y alegrarnos de la acumulación del patrón, porque cuánto más acumule, cuánto más rápido se enriquezca a nuestra costa, antes llegará el comunismo y nuestra permanente felicidad.
– Todo sea, entonces, por la llegada del comunismo.