Cultura

El libre albedrío: ‘Destino Oculto’ y otras historias

Hace poco vi la película Destino Oculto, protagonizada por Matt Damon. Una interesante película y también entretenida con temática central en el libre albedrío. Plantea un escenario donde el mundo es regido por una organización paralela que vigila e interviene cuando es preciso en el mundo para cambiar pequeñas cosas con el fin de que el resultado se ajuste a un plan trazado por el director de la organización. Supuestamente, tal dicen en la misma película, uno de los agentes, la organización siempre ha velado por la humanidad aunque en ciertos tramos de la historia se ha desligado, tramos donde sí, efectivamente, ha existido el libre albedrío. Esto, desde el fin del Imperio Romano y hasta cinco siglos posteriores demostró a la organización la necesidad de intervenir y dejar de actuar como mero espectador. A consecuencia de la intervención el mundo vio la luz con el Renacimiento, la Ilustración y la Revolución científica. Se le concedió a la humanidad una oportunidad más, a partir del año 1910 cuyo resultado fueron las dos guerras mundiales y, a punto de la catástrofe nuclear se decidió continuar interviniendo. El protagonista del filme, un político joven con un futuro brillante se enamora de una mujer que, según los planes de la organización echaría, de acabar los dos juntos, por tierra todas sus aspiraciones y la de su pareja. Así pues, los agentes, ataviados por un sombrero y gabardina intentan impedir su enlace aunque por la tenacidad infinita de Norris (el político), termina ahogando a la organización y avocando a confianza final de su director general a modificar el plan y, por ende, a confiar de nuevo en el libre albedrío.

En Blog de Cine han comentado con acierto esta película en sus aspectos más técnicos y en la explicación de la trama. Coincido con ellos en la crítica en un aspecto, a mi juicio, fundamental, la información excesiva al espectador que se le da, la cual delimita la imaginación sobre la estructura y la función de la organización. Suele quedar bien en estos casos dejar al libre albedrío de la fugacidad de la imaginería particular la respuesta a las preguntas más inquietantes si así se requieren y no, que vengan contestadas. No obstante, por suerte, no quita del entretenimiento y de la reflexión sobre este tema aun cayendo, por el transcurso de la cinta, en algunos clichés más o menos previsibles y, posiblemente, mejorables con tal de pulir la originalidad de la película y envolver con más sutileza el mensaje.

A pesar de estar basada en la obra del escritor Phillip K. Dick, en uno de sus relatos, me ha venido a la mente la novela del famoso escritor de ciencia ficción, Isaac Asimov, en El Fin de la Eternidad. De hecho, el protagonista de la novela, Andrew Harlan, es similar al de Destino Oculto en su romanticismo y el desafío constante a los motivos de los planes trazados aunque, si bien, tiene la diferencia con éste en que Harlan es miembro de la organización, la Eternidad en el libro de Asimov. Se podría decir que es una mezcla de Harry, uno de los agentes de Destino Oculto, el cual ayuda a Norris y del propio Norris. Otra de las coincidencias, aunque en este caso casi deseada, es la ausencia de la escena o, mejor dicho, la omnipresencia del Gran Hermano de la figura del director general de ambas organizaciones. Nunca sale a la escena y presume de la capacidad de ver todo. También, los respectivos protas gozan de la habilidad de ser terriblemente obstinados y ambiciosos.

Como colofón final, la moraleja de ambos coincide con la concepción aristotélica del libre albedrío y concluye en la conveniencia del mismo por la inexactitud de los planes, sean cuales sean. Quizás, dejando, en los dos, ambas organizaciones con el profundo deseo de que, en algún momento dejen de tener sentido, todo ese control y vigilancia al mundo y a lo largo del tiempo. Curioso es que las dos organizaciones no tienen planteamientos de proseguir su existencia a pesar de la dudosa utilidad o se reafirmen en la misma como en Un Mundo Feliz, en el magnífico discurso final del interventor de Europa Occidental, Mustafá Mond. Otro ejemplo, la novela de Huxley como exponente de las organizaciones totipotentes, onmipotentes, protectoras de la humanidad y de origen y jefe desconocido en la historia y en el espacio.

Sin duda, todos los títulos nombrados altamente recomendables por su entretenimiento y esa capacidad de hacer filosofía mediante una inocente historia.

Sobre el Autor

Jordi Sierra Marquez

Comunicador y periodista 2.0 - Experto en #MarketingDigital y #MarcaPersonal / Licenciado en periodismo por la UCM y con un master en comunicación multimedia.