Era rubio, bello, con su pelo ondulado
Lo vi a lo lejos corriendo, corriendo sin parar.
Iba casi desnudo, sucio y purulento,
me acerqué, vi sus ojos verdes como los árboles,
de mirada perdida pero inevitablemente bellos…
—
Siguió su camino, acostumbraba a verlo cuando
pasaba por aquellas calles de la ciudad,
era su nueva ruta, su nueva obsesión.
Pregunté ¿Qué hace ese chico de casi 20 años
corriendo por las calles, desnudo y paupérrimo?
—
Me contestaron las gentes de los alrededores:
Ese chico, hijo de un potentado, de otra ciudad
exitoso estudiante, con futuro brillante le dio por probar,
se sumió primero en las fiestas, luego algunas rayas de coca
después probó alucinógenos, éxtasis y crack.
—
Decía que él lo controlaba, era el rey de la fiesta,
chicas por doquier, amigos infinitos, en coches finos.
Todos le amaban, todos le honraban con el dinero de papá,
hasta que un día comenzó a decaer, se perdió en sí mismo,
ya nada le llenaba, perdió el control y se fugó.
—
Comenzó a recorrer las calles, con historias inventadas
ya nadie lo saludaba, no iba en mercedes, mendigo era,
Nadie le conocía, ni a nadie le importaba,
se convirtió en el tema de urbanas leyendas,
¡Ah! sí ese pobre chico…, no le conozco, era un loco.
—
Cuántos chicos rubios, morenos, negros, amarillos…
caen en dulces o crueles trampas, de falsas euforias.
Todos duelen, son mentes y corazones perdidos,
sin importar de dónde vengan, todos duelen igual,
hoy llenos de amigos, mañana les cierran las puertas.
—
Ahora que se su historia, pienso en cuántos chicos locos
quieren probar experiencias, engañados o conscientes;
hoy son importantes, mañana son miseria.
Ese chico rubio, de ojos verdes como los árboles,
su futuro brillante se ha esfumado, ¿Dónde, dónde está su padre?