Sociopolítica

Letizia: ¿La princesa está triste?¿qué tendrá la princesa?

Si días atrás, alguien hubiese llamado al palacio de la Zarzuela preguntando por la princesa Letizia, el Gabinete de Comunicación, siguiendo regias instrucciones, le habría indicado que no está, tampoco se la espera y menos nos preocupa. Obviamente sabemos que se limitarían a informar de su ausencia, pero no es menos cierto que, a millones de españoles nos habría encantado que utilizaran la primera formula. Todo parece indicar que en la Casa Real, imaginariamente, a nadie le inquietaba lo más mínimo saber si estaba en Malasia, con la tita Henar o visitando a una amiga en La Almunia de Doña Godina. Los que se han interesado por su paradero, fueron cuatro cursis afectados severamente por la crisis, que este verano no han podido desplazarse a Ibiza, y al no disponer de numerario (moneda acuñada), tampoco han podido acudir a cenáculos y copetines de los frecuentados por los «enterados» que suelen disponer de información fetén, viéndose obligados a recurrir a los cronicones publicados en las revistas del corazón, cuya lectura efectuaban mientras tomaban el sol en las terrazas de sus pisos del barrio Salamanca, heredados afortunadamente del abuelo y con la hipoteca pagada.

El gran problema de Letizia, o uno de ellos, al margen de su total ausencia de naturalidad, es pretender ocupar un espacio social al que no se adapta, en el cual no sabe estar ni como llenar, desconfiando de todo y de todos. Posiblemente esa sensación de encontrarse permanentemente desplazada, tensa e incómoda, sea la que le induzca a ir de «liberada» por la vida, simulando una seguridad y personalidad de la que carece e intensificando sus «escapadas» para encontrarse con ambientes y personas de su gusto y categoría con los que congenia infinitamente mejor.

Adiós, Princesa, de David RocasolanoTiene que ser muy cruel cerrar los ojos todas las noches, y antes de conciliar el sueño, pensar que esa sensación de estar sobrando será para toda la vida y con tendencia a empeorar, como los acontecimientos tercamente están demostrando, con el agravante de que nunca a va ser compadecida al haber asumido todos los compromisos inherentes a su principesca boda. Mención aparte supone el presunto aborto al que se sometió voluntariamente, siendo novia del príncipe Felipe, con el conocimiento de éste y la ignorancia por parte de Don Juan Carlos y Doña Sofía, tal como se narra en el libro «Adiós, Princesa«, escrito por su primo hermano, David Rocasolano. Si tal interrupción del embarazo fuese falsa, lógicamente Letizia lo habría desmentido e incluso querellado, pero prefirió ocultarlo. Sus razones tendrá si bien todo esto no encaja muy bien con su posterior matrimonio por la Iglesia, y menos aún en una país mayoritariamente católico como es España.

Hay quien afirma que la princesa de Asturias manda, pero habría que preguntarse «en que y a quien». Suena ridículo. La realidad es todo lo contrario, cuanto más viaje y desaparezca Letizia, más contentos estarán los miembros de su nueva familia. A nadie se le oculta que el Rey no la puede ver, ídem le ocurre a las infantas, , la Reina traga por sus nietas y para conocer la opinión del príncipe sería prematuro aventurar cuales son sus sentimientos.

Según los expertos en cotilleos Reales, nadie sabe lo que está ocurriendo entre Felipe y Letizia, si bien apuntan y coinciden en que «nada bueno». Los más osados hablan de posibles contrariedades y desamores, incluida una posible separación que ya flota en el ambiente, de la que no quieren saber nada en la Casa Real ni en el Gobierno por las tremendas repercusiones que ello podría ocasionar.

Entre las posibles mentiras de Rajoy según los socialistas, las amenazas y declaraciones del ex tesorero Bárcenas, los ERES de Andalucía más Gibraltar, los españoles estamos más que suplidos para que ahora los príncipes nos obsequien con más intranquilidades, pero eso sí, deben recordar que si lo que pretenden es solucionar sus desavenencias a golpe de viajes, lo hagan con cargo a sus respectivas asignaciones económicas y respeten los depauperados bolsillos de los ciudadanos.

Sobre el Autor

Jordi Sierra Marquez

Comunicador y periodista 2.0 - Experto en #MarketingDigital y #MarcaPersonal / Licenciado en periodismo por la UCM y con un master en comunicación multimedia.