En Navarra la Navidad se vive en la calle. Las celebraciones festivas que llenan de color sus pueblos atraen cada año a vecinos y visitantes, que a pesar de las bajas temperaturas se mantienen fieles a las citas navideñas más populares. Una de las que más interés despierta son los Belenes Vivientes, una tradición que escenifica los principales pasajes bíblicos y que en La Ribera tiene especial protagonismo. Si quiere descubrir algunos de los Belenes Vivientes más famosos de Navarra, acérquese el próximo 29 de diciembre a San Adrián, Peralta y Cortes.
En San Adrián, el Belén Viviente lleva escenificándose 35 años, pero su representación en las calles del municipio comenzó hace poco menos de una década. Cerca de 200 voluntarios participan en esta curiosa tradición que todas las Navidades convierte los alrededores de La Villa, la zona más antigua de la localidad, en la Judea de hace más de dos mil años.
Organizado por la asociación “Belén Viviente”, la representación se inicia a las 19:00 horas en la Cuesta del Soto y el recorrido continúa por el casco antiguo hasta terminar en la parroquia, en la plaza de la Vera Magallón. La primera escena es La Anunciación de la Virgen y, a lo largo del itinerario, se recrean conocidas escenas de la Biblia como la de los soldados romanos, el huerto, la sinagoga, el herrero, los pobres, el mercado, el empadronamiento, la panadería, la cantina, el gallinero, la posadas, el nacimiento y las ofrendas y la adoración del niño, escena en la que se reúnen todos los figurantes. Este año y como novedad, se incluirá una nuevo cuadro, la danza hebrea.
La localidad de Peralta, situada a 33 km de Olite, también puede presumir de celebrar uno de los Belenes Vivientes más concurridos de Navarra. Cerca de 4.000 personas se acercan todos los años a las calles de su casco antiguo para ser testigos de esta gran obra de arte interpretada por 400 voluntarios. La representación, que comienza hacia las 19:00 horas, se desarrolla en un recorrido de 800 metros que discurre entre la iglesia San Juan Bautista y los alrededores del Campanar, donde se encuentra uno de los puntos más importantes del recorrido, el nacimiento con la Sagrada Familia.
Mientras el párroco del municipio narra el auto de la celebración por megafonía, el visitante encuentra a su paso todo tipo de antiguos oficios y escenas de hace más de dos mil años: jóvenes trabajando en la fragua o tejiendo en los telares, alfareros, molineros, costureros, la sinagoga, la botica, el palacio del gobernador Quirino, donde históricamente se encontraba el registro o la lechería. Tampoco faltan las degustaciones gastronómicas con puestos de chistorra, chocolate, queso o palomitas.
Algo más temprano comienza el Belén Viviente de Cortes. A las 16:30 horas, la llegada del pregonero indica que la función está a punto de comenzar. En un escenario tan privilegiado como los jardines del castillo de Cortes, la Virgen María, San José, el niño Jesús, la guardia romana, los Reyes Magos, los pastores, lavanderas, herreros y demás personajes variopintos cobran vida para hacer que los visitantes retrocedan en el tiempo y se sientan en pleno corazón de la legendaria Belén de Judea. Organizada por la asociación cultural Belén Viviente de Cortes, cerca de 200 vecinos representan este Belén Viviente que cuenta con 30 escenas y que este año cumplirá su decimocuarta edición.
Atractivos turísticos de la zona
Puede aprovechar su plan navideño para descubrir alguno de los atractivos turísticos de la zona. En Cortes, su castillo del siglo XII bien merece una visita. Declarado Bien de Interés Turístico Cultural, fue uno de los principales castillos medievales de Navarra por su situación fronteriza con Aragón. Sus estancias, escenarios de bodas reales y actos institucionales, hospedaron al monarca Carlos III el Noble, quien visitaba la zona con frecuencia por su afición a las cacerías. En el interior se conserva una interesante colección de pinturas al óleo de diferentes épocas, estilos y escuelas (siglos XVI a XIX).
A pocos kilómetros de Peralta y de San Adrián se encuentra el barranco de Peñalén, un impresionante promontorio de 392 metros de altura que presume de ser escenario de leyendas. Su enorme pared de yesos y arcillas rojizas protagonizó en 1076 el fraticidio del rey navarro Sancho Garcés IV, que murió despeñado, según algunas fuentes, por la codicia de sus hermanos Ramón y Ermesinda, junto a un grupo de nobles pamploneses. Este bello paraje cuenta con una rica variedad paisajística y animal.