Consonancias, 70
Casi 4.000 personas disfrutaron el pasado fin de semana en el Auditorio de Zaragoza del arte gestual y musical de Miguel Ángel Berna y su compañía de danza.
Profundizando en su programa de vincular el folclore mediterráneo con la jota, presentaron el espectáculo ‘La notte della taranta‘, un abrazo a las fraternas tierras napolitanas y su amplio entorno, es decir la regiones de Puglia, Basilicata, Calabria, Abruzzo, Molise, Campania y Sicilia, toda la Italia meridional, una espuela de músicas sobre las que cabalga el Mediterráneo a lomos del Tirreno y del Adriático.
En el principio de todo están la ciudad de Tarento y esas arañas enormes, llamadas tarántulas, que los ingleses denominan ‘arañas lobo’, cuyas picaduras tantos estragos causan en los secos veranos de la región. En tiempos ancestrales corrió la voz de que una agitación constante como la que produce su picadura era la mejor manera de combatir sus efectos, y se llamó tarantela a una danza frenética, cuyo ritmo veloz imita esos movimientos. Todo en la más pura línea de la homeopatía, hasta el punto de que la utilización de la música y su danza derivada, para curar los efectos de la picadura de ese insecto, tienen capítulo propio en la historia de la musicoterapia.
La difusión de tales virtudes terapéuticas llegó al resto del Mediterráneo, singularmente a España, cuya zona meridional tiene bastantes similitudes con la italiana. Y alcanzó también al continente americano, sobre todo a Argentina, que recibió continuos contingentes migratorios de ambas penínsulas a partir del descubrimiento.
Según investigaciones del etnomúsico alemán Marius Schneider, la jota aragonesa de ritmo acelerado fraterniza con la tarantela porque se utilizaba para tratar a los enfermos afectados por el tarantismo.
Sobre estas bases etnográficas y científicas, Miguel Ángel Berna ha construido su espectáculo, un programa de gran impacto visual y enorme eficacia sonora que combina piezas de ambas zonas del Mediterráneo, Pizzicas, Jotas, Tarantelas y Danzas, interpretadas por un nutrido elenco musical, que dirigen Alberto Artigas y Joaquín Pardinilla, y por un conjunto de bailarines de ambos países.
Mención aparte merecen las voces de Enza Pagliara, Pietro Balsamo, Maria Mazzotta y Nacho del Río, que completaron un espectáculo de soberbia factura en el que además del Auditorio zaragozano, con el Ayuntamiento de la ciudad e Ibercaja, como patrocinadores, participaron la Fondazione La Notte della Taranta, la Camera di Commercio Lecce y Puglia Promozione, todo un ejemplo de colaboración en los afanes culturales que nos vinculan.