Sí, más sobre Dios, después de la andanada que lancé el martes pasado contra los creyentes, los ateos y los que no saben ni contestan. La actualidad me obliga a ello. Domingo de Resurrección y lunes de Pascua. Ágape escatológico. Hoy nos ponemos a dieta, pero convendrán conmigo en que si de verdad Dios ha resucitado, ése es el notición de la semana, por más que los periódicos no lo den en titulares. Ya decía Borges que las noticias importantes nunca vienen en la prensa. No vino el nacimiento de Jesús, ni la costalada de Pablo, ni el patatús de Mahoma, ni el calentón de Lutero, ni la muerte de Dios anunciada por el Zaratustra de Nietzsche. Los lectores cristianos me acusan de dirigir sólo mis flechas envenenadas con curare -el suero de la verdad- hacia la religión que profesan e insinúan, poniendo en tela de juicio mi valor, que no sería capaz de arremeter contra los musulmanes con virulencia similar a la que despliego en lo que atañe a la ciega fe de quienes, por ella obnubilados, se empeñan en creer que Jesús era Dios. Contaré una anécdota. La recojo en un libro de Christopher Hitchen. Primavera de 2006. Ahmadineyad, acompañado por su gabinete, visita el pozo en el que, según los chiíes, se refugió el duodécimo imán, que entonces, en el 873, tenía cinco años, con el firme propósito de no salir de él hasta que llegase el momento de redimir al mundo, y arroja por el brocal un mensaje autógrafo en el que informa al ocupante del zulo de los progresos realizados por su país en el terreno de la fisión termonuclear y la producción de uranio. ¡Curioso buzón y curioso destinatario el de esa carta! Ahmanideyad acaba de volver de la sede neoyorquina de la ONU, en la que ha pronunciado un discurso que todos los asistentes han oído en religioso (sic) silencio. Era natural que así fuese, porque, según el primer mandatario iraní, una resplandeciente luz verde, que sólo él percibió pese a que el discurso se televisaba en directo, lo había bañado mientras cantaba las cuarenta a quienes rigen los destinos del mundo. Ese fenómeno, dijo, era fehaciente demostración de que el duodécimo imán, ya bastante crecidito, está a punto de salir del pozo para redimir al género humano. ¿Cómo lo hará? ¿Eliminando de una vez por todas a los infieles por medio del uranio? Eso no lo dijo él. Lo pregunto yo. ¿Quedan así disipadas las dudas de mis lectores? Leña al monoteísmo en sus tres frentes, caballeros, hasta que hable el idioma de la ilustración.
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Sobre el Autor
Jordi Sierra Marquez
Comunicador y periodista 2.0 - Experto en #MarketingDigital y #MarcaPersonal / Licenciado en periodismo por la UCM y con un master en comunicación multimedia.