Cultura

Llegué a la conclusión de que Jesucristo no había existido…

«Cuando llegué a la conclusión de que Jesucristo no había existido, me entró una gran tristeza.»

Entrevista con Fernando Conde, autor del libro Año 303. Inventan el Cristianismo

fernando conde 2¿Qué destacarías del contenido del libro?

Es demasiado fuerte para resumirlo en dos o tres frases. Desde el principio se va preparando al lector y así no se sorprende demasiado cuando lee que toda la historia del Cristianismo se fraguó, se redactó, entre el año 303 y el 313. Todo lo escribieron dos personas, a las órdenes de Constantino: Lactancio, que era el hombre de la idea, y Eusebio de Cesarea, historiador y amigo de Constantino. Entre los dos se repartieron el trabajo y cada uno escribió dos Evangelios. Primero Eusebio escribió el Evangelio de Marcos. Y, a continuación, Lactancio copió de éste, añadiendo pasajes nuevos, el de Mateo y el de Lucas. Finalmente, Eusebio redactó el de Juan, con material inventado por él. Ya sé que esto es tremendo, pero así sucedieron las cosas

¿Qué reacciones han despertado tales afirmaciones?

Sorpresa, incluso incredulidad. Yo llevo 24 años profundizando en este tema y lo he ido asimilando poco a poco, conforme iba descubriendo nuevos aspectos de la trama. Aún recuerdo que cuando, hace unos 15 años, revisando las Cartas de Santiago y Juan, llegué a la conclusión de que Jesucristo no había existido realmente, me entró una gran tristeza. A quien se lo dicen de repente, es natural que no lo pueda creer, pero están descubiertas las pruebas de que todos los Evangelios son obra de las dos personas citadas. Y uno de ellos, Eusebio, dejó la misma marca, «SIMÁ–N», escrita en cada Capítulo de los Evangelios y en otros muchos escritos cristianos primitivos. Todo eso se explica con detalle en el libro, por eso es tan voluminoso.

303. Inventan el cristianismo¿Cómo un ingeniero industrial se dedica a investigar sobre un tema tan alejado de su especialidad?

Cuando iba a cumplir los 40 años, fruto de una conversación con un amigo que creía en la reencarnación, me propuse averiguar cómo están organizadas las cosas. No quería vivir engañado, sin saber seguro qué hay después de esta vida y si mi religión defendía cosas ciertas o no. Entonces traté de averiguar quiénes habían escrito realmente los Evangelios, cuándo, y por orden de quién. Porque las informaciones que había recogido hasta la fecha por parte de la jerarquía oficial eran confusas y ambiguas. No se ponían de acuerdo ni siquiera en qué Evangelio se había escrito el primero. Ante esa indefinición me propusé indagar. Y hasta hoy …

¿Que tiempo te llevó encontrar los datos necesarios para escribir Año 303. Inventan el Cristianismo?

Este libro es le tercero de la saga. Y para descubrir lo que expongo en él, y no estaba descubierto en los dos anteriores, me han hecho falta 12 años. Diez para investigar y dos para darle forma, para escribirlo. Básicamente en estos 10 años descubrí las firmas auténticas, puestas por Eusebio de Cesárea en todos los Evangelios, y la forma estructurada con que se escribía en la AntigÁ¼edad. Y los Evangelios no se escapan a esas reglas. El lector va a descubrir al leer el libro muchas cosas que no sabe ni él ni nadie. Quiero aclarar que Lactancio murió primero y Eusebio tomó sus Evangelios, los de Mateo y Lucas, y los interpoló, los añadió unos cuantos capítulos, donde colocó la marca delatora, «SIMÁN».

¿Cuál era la personalidad del emperador Constantino, el promotor de toda esta historia?

Constantino era un joven tribuno, medio apadrinado por Diocleciano, que esperaba tener un papel relevante al lado de su padre. Cuando faltaba poco para su acceso al poder, Diocleciano cambió de opinión y lo relegó en favor de otros. Eso le impulsó a conseguir, fuera como fuera, el control que tenía Diocleciano, sobre todo el Imperio. Desalojó a sus colegas, haciéndose con el poder sorbe todo el Imperio, donde implantó la religión que había ordenado crear a Lactancio y Eusebio. Era muy ambicioso, un gran general, el mejor de su tiempo. No salió derrotado en ninguna batalla de las muchas en que intervino. Pero si como general era el mejor, en temas de ideología era un profano. Se dejó engañar por Lactancio, que era un visionario, y apoyó una ideología, el Cristianismo, que era bastante peor que otras que había ya en el Imperio

fernando conde¿Hay que tener un don para escribir?

Me parece que hay que tener facilidad de redacción, un vocabulario amplio y constancia. Y, poco a poco, te haces «amigo» de tu Musa. Es fundamental documentarse, acceder a muchos otros libros, estudios o atlas, y para eso vienen bien los idiomas, como francés e inglés, porque en castellano hay poca bibliografía seria. También es importante establecer un guión para que todo esté ordenado y haya un hilo conductor. Yo no improviso. Se improvisan las anécdotas, los diálogos, pero sabiendo a qué acción obedecen.

¿Se ha producido alguna reacción por parte de algún medio religioso?

No, es muy pronto y en cualquier caso no creo que la haya. La mejor forma de impedir la difusión de mi libro es hacer como si no existiera, de manera que no espero ninguna. Tendrán que ser los lectores los que se interesen y reaccionen.

Sobre el Autor

Jordi Sierra Marquez

Comunicador y periodista 2.0 - Experto en #MarketingDigital y #MarcaPersonal / Licenciado en periodismo por la UCM y con un master en comunicación multimedia.