Economía

La carretera, las gasolineras: la crisis

El «desarrollo»; descomunal desarrollo… sólo material, que hemos disfrutado o padecido (vete a saber); se debió al motor de explosión y al petróleo; pero tal desarrollo y a la vista está, estaba montado sobre bases muy frágiles y cuando ha llegado el empobrecimiento general; todo ese inmenso castillo de naipes se está viniendo abajo. Y digo viniendo puesto que por cuanto se publica y aunque se quiere ocultar… seguimos en caída libre y ni se ha tocado fondo ni nadie sabe cuándo ocurrirá ese hecho.

El vehículo de ese desarrollismo (que no desarrollo racional) fue motivado por la fabricación masiva de automóviles y que estos llegasen a cuantos más individuos, mejor; puesto que es a través del mismo como se consumiría todo lo demás; es así y es por lo que lo que preocupa a los gobernantes el que ese automóvil, sigan consumiéndose aunque ello sea pernicioso por cuanto acarrea de gasto inútil, polución y todas las secuelas que conlleva; puesto que es el automóvil y demás vehículos; el motivo de más muertes, heridos, inválidos y secuelas derivadas… que cualquier guerra; quizá por ello nunca se dan datos mundiales de todo lo que provoca ese masivo consumo de vehículos de todo tipo… pero -se dirá- es el coste de ese desarrollismo y hay que proseguir en el mismo hasta que… el planeta aguante; de ahí el tratar de que cada individuo tenga un coche o dos, amén de motocicletas y demás artilugios con motor de explosión; puesto que por otra parte, los intereses capitalistas del petróleo necesitan ello para seguir acumulando capitales inmensos. Las últimas guerras aún en marcha, no son motivadas por otra cosa que por los intereses de los hidrocarburos en general.

Cuando esto escribo me encuentro en la costa de Málaga y leo un periódico que afirma en grandes titulares: «La crisis y el parón de la construcción «desatascan» las carreteras de Málaga»: El volumen de vehículos, ligeros y pesados se ha reducido considerablemente. El recorte de gastos y el uso del transporte público, claves».

Pero ello no es sólo en esta zona, que es la de más densa población de las de toda Andalucía; es que ello lo vengo observando en la autovía y carreteras que frecuento y que me separan de este punto unos 220 kilómetros; y lo vengo observado hace ya cierto tiempo y antes que «oficialmente» se reconociera la crisis o empobrecimiento general. Los camiones son notablemente menos abundantes; igualmente las furgonetas y automóviles; las gasolineras se ven mucho menos concurridas y así todos los establecimientos de carretera. Igualmente ocurre en las zonas de playa, donde apenas se ve turismo y la población residente, igualmente se ve que anda bastante remisa a gastar dinero; posiblemente por cuanto muchos ya no pueden y el que puede, piensa en el incierto futuro que se avecina. Incluso en el barrio donde vivo en mi ciudad, antes era dificilísimo aparcar un vehículo; hoy sobran aparcamientos.

La que yo califiqué como «la maldición de Ford»; se ha cumplido; puesto que aquel magnate del automóvil, inundado el mercado con su famoso «modelo T» y de color negro; reunió a sus miles de trabajadores y en una asamblea dijo y vaticinó… «Ya hemos conseguido que el hombre acepte masivamente el automóvil… ahora lo cambiaremos y lo fabricaremos de diferentes colores, de diferentes modelos y así se verá en la necesidad de adquirirlos ininterrumpidamente» (cito de memoria pero más o menos dijo esto)… y se cumplió. Los norteamericanos y desde que adquirían su primer coche, se pasaban la vida adquiriendo nuevos modelos y consiguientemente pagando una deuda interminable, puesto que las facilidades que se le daban eran estudiadas para que la cadena no se interrumpiera. De hecho hace muchos años (yo lo vi hace mucho en un documental) automóviles en buen uso, eran «machacados» con grandes máquinas y metidos en contenedores; convirtiéndolos en bloques enormes de chatarra, que pasaba a la fundición, para recuperar materias primas… pero lo importante para los fabricantes, no eran esas materias primas (aunque también) lo importante era seguir vendiendo automóviles hasta lo indecible.

Y lo indecible ha llegado… no se venden automóviles y quién lo iba a decir; las principales fábricas norteamericanas están en quiebra o a punto de ello; no es posible sostener los inmensos trenes de fabricación y como ello es necesario para que esos enormes monstruos sigan produciendo; no saben como continuar esa masiva producción de vehículos que ya son invendibles. Y lo son por cuanto y debido a los costos, mercados emergentes (India) u otros menos costosos, copan lo que esos monstruos industriales ya no pueden sostener. Tan es así, que he oído por una prestigiosa cadena de radio, el que las casas en Detroit («Meca del automóvil») se venden por cantidades irrisorias; sencillamente, si la industria automovilística falla; aquella enorme ciudad y su zona de influencia; no tienen vida y la gente tiene que abandonarla e irse hacia donde puedan encontrar un nuevo trabajo… o simplemente subsistir como puedan, por cuanto el «castillo de naipes», se ha venido abajo y no se ven formas de reconstruirlo.

Las compañías automovilísticas presionan a los gobiernos; sobre la base de que el automóvil no sólo deja parados a los obreros donde se fabrican, sino que la cadena de auxiliares es inmensa y por ello mismo, los parados se multiplican por varias veces; es por lo que y por ejemplo; una fábrica en Barcelona, va a continuar funcionando por cuanto el Gobierno Español, ha inyectado una cantidad enorme de dinero para que ese fabricante prometa el que algún nuevo modelo, se va a fabricar en España… pero me temo que ello serán parches y remiendos por múltiples motivos y pese a que los obreros han aceptado rebajas de salarios.

Incluso en la pequeña ciudad en que nací y vivo; los concesionarios de automóviles, cada año realizaban con buenos resultados, una feria provincial denominada del «vehículo usado» y la que hasta el pasado año, se les dio bastante bien; puesto que en ella colocaban debidamente puestos a punto, los modelos más antiguos y que aceptaban para el cambio por modelos más actuales. Este año ni lo han intentado, por cuanto han estimado que sería ruinoso… «y no está el horno para bollos».

El que aún tiene y puede mantener un automóvil; no piensa renovarlo por mucho que le ofrezcan; simplemente estará pensando en si lo podrá seguir manteniendo y por cuanto tiempo; y es normal todo ello puesto que a la hora de la verdad, el individuo sigue estando sólo con sus problemas. Se quejan incluso los talleres de reparaciones, que reparan pero o no cobran o tardan mucho en cobrar a sus clientes.

No se va a acabar el mundo… pero de hecho, estamos entrando en una nueva época de reducciones y austeridades; que quizá hace tiempo y con bastante más suavidad; debiera haberse empezado a planificar… pero planificar a largo plazo los políticos que dicen gobernar… eso es soñar con imposibles; por todo ello hay que volver a lo que ya mi abuela decía hace más de medio siglo… «Si ganas un duro, nunca te gastes más de tres pesetas… guarda las otras dos, que te harán falta en el porvenir»… ¡Qué razón llevaba mi abuela!… el mejor economista que yo he conocido en toda mi ya larga vida. Los denominados sabios, ya lo dijeron hace centurias o milenios… «pero sigue habiendo muchas más cigarras que hormigas» y eso se paga… «y se está pagando y cada vez más caro».

Sobre el Autor

Jordi Sierra Marquez

Comunicador y periodista 2.0 - Experto en #MarketingDigital y #MarcaPersonal / Licenciado en periodismo por la UCM y con un master en comunicación multimedia.