EL CRISOL – Pascual Mogica Costa
Estaba tomando en la barra del bar mi cortado de media mañana cuando de pronto a un asiduo cliente que estaba leyendo a mi lado el periódico y con el cual tengo una cierta comunicación por que solemos coincidir todas las mañanas a la misma hora en el bar, le oigo exclamar al propio tiempo que cerraba el periódico y lo dejaba de mala manera encima del mostrador: ¡¡¡ A la mierda ¡!! Me llamó la atención su frase de rechazo, supuse que a algo de lo que se decía en el periódico, máxime cuando siempre se ha comportado de forma moderada y correcta. Le pregunté que era lo que ocurría y me dijo que acababa de leer que la vicesecretaria de Organización del PP, Ana Mato, culpaba al Gobierno diciendo que la crisis económica que ha creado el Gobierno socialista ha originado de nuevo la tragedia del paro. Le dije, en un intento por tranquilizarle, que no hiciera caso, que eso eran cosas de los políticos. Me sorprendió su respuesta ya que me confesó que él nunca había votado a ningún partido, digo que me sorprendió por que nuestra relación no es de amistad sino de meros conocidos que cruzamos algunas palabras mientras tomamos nuestro café, pero su confesión fue a más, me manifestó también que el era demócrata pero que no le gustaban los políticos de ahora, para él los serios, los respetuosos con los ciudadanos, eran los de los primeros años de la Transición, pero estos de ahora solo quieren confundir a la gente, en especial los políticos de derechas.
Me participó también el que ya estaba harto de que desde la oposición se nos tomara por tontos a los ciudadanos. Dijo que Zapatero no tenía la menor culpa del aumento del precio del petróleo ni de la situación del sector de la construcción. La subida del petróleo, según sus palabras, no era culpa de nadie y afectaba a todos los países del mundo, y lo de la construcción no era más que la consecuencia de un total y absoluto descontrol del sector inmobiliario que no había hecho planificación alguna y que encima vendía las viviendas a precios abusivos. El problema de no haberse vendidos más viviendas no era por culpa del precio del dinero. En España, me dijo, se hacían hipotecas a tres y cinco años con intereses que llegaban hasta el 16 y el 17% y la gente las pagaba por que el precio de las viviendas era muy asequible para la mayoría y las cuotas mensuales eran bastante asumibles, ahora se hacen a veinticinco o treinta años y los intereses son dos tercios más baratos y muchos no pueden hacer frente a los pagos de sus hipotecas y que quedaba del todo claro que no era por el precio del dinero sino por el precio de los pisos. Además se quejó también de que desde el PP no se hacía más que criticar sin aportar ninguna solución, y yo como ciudadano, me dijo, no quiero críticas, quiero propuestas que lleven a soluciones. Y acabó del siguiente modo: A mi estos no me toman el pelo. ¡¡¡A la mierda!!! Pagó su café y el camarero se quedo mirándome como preguntándome muy extrañado: ¿Qué ha pasado?