Joseph Conrad (Polonia 1857- Inglaterra 1924)
El agente secreto
- Lectura de novela negra clásica, que elijo en este tiempo de calor y bostezo político con la música de fondo de “Coge el dinero y corre”.
Todos los años suelo sumergirme en el placer favorito de la intriga policíaca táctica para alcanzar descanso grato, con el que protegerme de los azotes de las altas temperaturas y de la comedia humana nacional liderada por un personaje que todo lo explica con sus “Por lo tanto” apoltronado en su camastro de piedra con bandera nacional con su puro y Marca.
Husmeo los títulos de novela negra, buscando algún que otro autor ya clásico, perenne creador de obra maestra. Elijo para mi crónica, del admirado Joseph Conrad, su El agente secreto, obra genial que transcurre lejos de los mares de su Lord Jim y otras travesías por los mares del Sur.
La historia se desliza por caminos de envolvente trama entre las nieblas y nevadas de Londres, ciudad amada por el autor, que no oculta la influencia a la hora de describir mundos y épocas por la metrópoli, devoto de la legua de Dickens, mostrándonos la madeja que compone la vida social e íntima explorando la vulnerabilidad y la inestabilidad del ser humano.
La novela fue publicada en 1907 y nos cuenta una historia que transcurre paralela al Thames allá por 1886, teniendo como personaje principal a Mr. Verloc, espía bastante especial al servicio de un país extranjero que bien puede ser Rusia y la relación de su compromiso ideológico con el anarquismo en la lucha dentro de las clases sociales. Para ello mantiene una estrecha relación con revolucionarios en un espacio de tiempo histórico sumamente importante y delicado, como fueron las vísperas de las revueltas sociales del siglo XX que tan importante papel jugarían por aquellos años. El estado de la explotación del hombre por el hombre, particular respeto de relación para Verloc quien vive en una casita de barrio de clase modesta. En la planta baja tiene una tienda donde vende tinta, utilería y baratijas y en el piso superior se acomoda con su mujer Winnie, su suegra y el hermano de su mujer Stevie, que padece una discapacidad mental que hace que sea muy excitable; siendo tratado como hijo más que como hermano de su mujer. Su suegra tenía una pensión familiar que dejó para irse a vivir con ellos cuando se casaron.
Los amigos de Verloc pertenecen a un grupo de partidarios de la revolución social de varias orientaciones, algunos de ellos anarquistas, entre los que se destacan los camaradas Ossipon, Michaelis, Karl Yundt y «El Profesor». Aunque la policía conoce sus acciones, el grupo produce publicaciones en forma de panfletos titulados «F.P”.
Atrapo en consonancia con la historia esta cita de Piglia “Vivimos en una época de reflujo y derrota; hay que ser capaz de estar solo para volver a empezar” El lector no debe sorprenderse cuando metido en la aventura de leerla, de pronto, el propio narrador se vea a sí mismo en la necesidad de provocar y emerger otras ficciones, las cuales le servirán de base para enardecer el peliagudo misterio de la trama, a la vez que se va creando un mayor interés y enigma en su aventura literaria.
La esencia de esta ficción puede apreciarse en el papel que llega a jugar El agente secreto de Joseph Conrad cuya aparición espontánea, entrar en acción, significa la necesaria llamada de ayuda con la que conseguir aclarar el misterio que encierra cierto protagonista del entramado, que inspira al enigmático personaje de la intrigante novela: utilizarlo para despejar el desarrollo de los atentados terroristas que se producen con la destrucción del observatorio de Greenwich mediante una bomba con la finalidad de provocar una reacción del gobierno británico contra los exiliados partidarios de la revolución.
Magistral novela del autor de El corazón de las tinieblas. Genial este sólido maestro de la literatura de origen polaco, que adoptó con fervor y vida propia el inglés como lengua para el navegar de sus historias.