Y los muertos y los inocentes son los espectadores
Aplicado a todo país donde coincida la muerte, el robo y el engaño.
Al pasar el tiempo y cuando el polvo cubra todo,
y el tiempo esté sellado y ya no haya nada en el universo,
y los espacios estén cerrados,
ni luz ni materia,
ni paz ni guerra,
les aseguro que en medio de todo eso, -la nada absoluta-
mi pobre país seguirá en esta estúpida guerra infinita…
Hace tantos años que vivimos como espectadores incrédulos
viendo la barbarie y a los bárbaros matando niños
-y no es por ideologías, que no por eso dejan de ser tontas-.
son sañas, balas, cuchillos y palos
servidos como festines en los salones silenciosos de la muerte,
y estos asesinos y ladrones,
tienen de rehenes a los inocentes que se acaban
para volverse muertos o cobardes silenciosos.
En medio de esta danza de tiros y cuchilladas,
sobreviven seres amantes
y con el brillo de sus ojos alguna esperanza queda,
una leve luz se ve al final del túnel humeante de la pólvora que estalla.
Nada sorprende ya
ni bombas en un bus
o cabezas en costales.
Nada.
Ahora los delincuentes son las nuevas fuentes del derecho,
los asesinos circulan libremente,
los ladrones son admirados personajes,
los narcos salen en la prensa y ríen en la foto.
Y todos los inocentes viven encerrados
viendo el mundo al revés.
En mi país –nombre que omito por discreción-, y podría ser el tuyo,
hay una clasificación de políticos:
los a y los b,
los primeros, roban;
los segundos, los encubren.
Y en silencio vemos que viene la siguiente tanda
de políticos, ladrones, narcos y
algunas chicas de tacones y sonrisas,
en tanto los ciudadanos cierran la puerta
para no ver el nuevo desfile.
Todo esto no autoriza a echarle
gasolina y fuego al país,
-país tuyo o mía o nuestro-
que no tiene la culpa,
mejor le damos un beso a la tierra y a su historia,
vamos enterrando a esos ingratos
que matan los países y sus gentes.