Seguro que has escuchado decir en más de una ocasión el dicho popular que afirma que “quien la sigue la consigue“. Tal vez, es verdad, que algunas historias de amor han comenzado gracias a la persistencia de uno de los miembros de la pareja. Sin embargo, creo que en la mayoría de las ocasiones, la espera eterna no conduce más que al sufrimiento psicológico y a la desvalorización de uno mismo.
Por eso, en el amor, es importante observar los detalles en la medida en que vas conociendo a la otra persona. Y un día, tal vez descubras que aunque te duela, estás dando preferencia en tu vida y en tu corazón a una persona que no te la está dando a ti.
Si todavía tienes confianza en que la historia pueda cambiar entonces puedes darte un margen de tiempo. Pero yo la verdad, creo que no se puede mendigar ni suplicar el cariño de nadie, por eso, es mejor asumirlo, aceptarlo y alejarte. Tal vez, no tienes que perder el contacto definitivo con la persona puesto que con el tiempo a lo mejor el sentimiento se transforme en amistad. Pero sí conviene tomar distancia y alejarte en la medida de lo posible.
Un día descubrirás que tú das más que lo que recibes por eso, si te paras a pensar, tal vez te des cuenta de que si tú no hubieses dado tanto, a lo mejor, el contacto con la otra persona hubiese sido mínimo. Puede que también descubras que en realidad, la otras persona tenga en mente a otras personas en los buenos momentos antes que a ti.
Se trata de una realidad que simplemente debes aceptar con total dignididad y serenidad interior si haces uso de tu racionalidad. No puedes reprocharle a nadie que no te corresponda, pero sí eres libre de cuidar de ti, y apostar por tu bienestar, alejándote de alguien que a largo plazo sólo te va a hacer sufrir.
Incluso, también puede suceder que más allá de la ilusión que haya producido en ti una persona, conforme le vas conociendo descubres nuevas cosas que no te gustan. Puede que se trate de sus valores, de su carácter o de su comportamiento contigo, el caso es que el verdadero amor comienza por uno mismo, es decir, debes ser tú quien te protejas de las heridas que a veces produce un concepto distorsionado del amor y de la esperanza.
No merece la pena esperar a nadie eternamente cuando en el mundo existen tantas personas buenas por conocer y descubrir.
