Hace unas semanas reseñábamos la obra de Ana García Bergua, Edificio, conjunto de cuentos que podrían tener como protagonistas a los habitantes de una misma casa de apartamentos. Algunos tienen un sabor sencillo, de historia que le puede pasar a cualquiera, pero otros nos hablan de un vecindario con secretos, extrañas circunstancias y peculiaridades. La pregunta sería, ¿no es esa precisamente la realidad de nuestro propio bloque?
Ellibrepensador: ¿No crees que tu libro tiene algo de ventana indiscreta?
Ana García Bergua:
Totalmente. La ventana indiscreta es una de mis películas preferidas. Todas las deducciones que hace James Stewart cuando mira por la ventana al hombre de la maleta con la mujer descuartizada son una maravilla. Algo que siempre me impresionó de esa película, es que el edificio y la calle donde transcurre son un set de cine perfectamente construido. Me gustaba verla cuando yo era escenógrafa de teatro y cine (lo dejé por la literatura) y supongo que desde entonces me habita un voyeur con la pierna enyesada.
El: ¿Hay algún tipo de homenaje a Hitchcock en tu obra? Alguna imágenes podrían recordar a películas como la mencionada o incluso a Psicosis…
AGB: Mi padre fue el crítico e historiador del cine mexicano Emilio García Riera, de modo que la relación con el cine en mi casa siempre fue muy cercana. Hitchcock es uno de los directores de cine que más admiro, junto con Buñuel. Creo que estos cuentos tienen algo de ambos.
El: ¿Todas las casas tienen sus secretos y nos empeñamos en ponernos la máscara de la normalidad? ¿O es tu Edificio un caso singular?
AGB: Lo sería si la mayoría de los hogares fueran «normales», en contraste con los personajes de mi libro. Pero, como tú dices, la normalidad es una máscara. Ahora bien, a mí me gustan los secretos que son un poco literarios, es decir, que se desvelan literariamente; no por fuerza el escándalo, sino el misterio.
El: Hay ciertos cuentos que dejan un sabor oriental o final sin desvelar… ¿mejor que el lector imagine lo que quiera o sencillamente desvelar un misterio es romperlo?
AGB: Te respondo con otra pregunta: ¿realmente querríamos saber qué contienen las cajas que aparecen en las películas de Buñuel? Por un lado, me gusta el misterio, aquello que se queda en una sugerencia y que, por lo mismo, es más fuerte, más persistente que el secreto revelado. Me encanta, por otro lado, escuchar todas las interpretaciones que distintos lectores han hecho de algunos cuentos: eso quiere decir que funcionan, porque dan pie a la fantasía, no a la frustración. Por otro lado, se encuentra el gesto de ocultar las cosas, una deliberación que resulta en sí dramática, surrealista.
El: Ahora que el microrrelato parece instalarse en nuestras librerías tú continúas en una línea más tradicional en cuanto a extensión. ¿Piensas que el relato debe tener la extensión que él mismo exige sin atender a modas?
AGB: Exactamente es lo que pienso. El relato pone sus propias reglas y si uno le pretende imponer otras, lo estropea, pues cada historia y cada mirada piden lo suyo, pienso yo. Además, la verdad es que no soy buena para eso del microrelato: me gusta ver la página como una extensión sin límites, aunque al final escriba algo muy corto.
El: ¿Qué «cuentistas» han influenciado en tu estilo? Y, una pregunta maliciosa, ¿a cual no querrías ser comparada nunca?
AGB: No sé si me han influenciado, pero sé los que me gustan: Poe, Chéjov, Maupassant. Uno de mis libros preferidos de relatos es la antología de literatura fantástica que hicieron Borges y Bioy Casares. Como ves, soy un poco anticuada en mis gustos.
El: ¿Cuántos apartamentos de esta casa se han quedado sin historia?
AGB: Se quedaron sin historia unos ladrones que iba a asaltar a Ada y que habíestuvieron mirando sus movimientos durante varios días, pero ya los escribiré. Ahora que lo dices, podría quizá continuar con otros departamentos.
El: En uno de tus relatos, probablemente mi favorito, hay un personaje que tiene el valor de hacer lo que realmente quiere y ser quien desea ser. ¿Por qué elegiste para este ideal un personaje que se viste de mujer? ¿Algún mensaje subliminal?
AGB: No tanto por el cambio de sexo, como por la transformación, por el disfraz, por la expansión. Me pareció que, para sacar todo lo que llevaba adentro, un hombre así debía transgredir su condición. En realidad, esa es la esencia del carnaval, el cambio de identidad que representan el disfraz y que permite expandirse, revelarse y rebelarse. Y me gustan los universos paralelos y coincidentes.
El: ¿Cuál es el error literario que debe siempre evitar un relato?
AGB: Yo creo que todos los recursos son válidos, más bien es cosa de saber usarlos, como en cualquier oficio. A mí lo que me desagrada profundamente es la cursilería, pero no sé si es un error o una limitación mía.
El: ¿Por qué elegir como elemento aglutinante de estas narraciones los espacios habitables de un mismo edificio?
AGB: Me pareció que el edificio era un espacio muy adecuado para alojar cuentos, un espacio compartimentado, como son en realidad los libros de cuentos o de poemas. Y que los pasillos que tiene un edificio permitirían a los cuentos relacionarse, sin mezclarse demasiado, sin convertirlos en novela. En realidad, cada vida es un cuento, y lo que hace un departamento es limitarlo, contenerlo.