Ansiedad, de Nat King Cole
La melodía salvaje que suena clara en tu voz y en tu sangre me deja, como junco cimbreante, a merced de tus ojos y de tu nombre. Soñando soles, en un pulso de ansiedad constante. La querencia única por tenerte entre mis brazos musitando palabras de amor.
Que con el aire viene tu canción lejana, furtiva y apasionada. Y en ese esfuerzo cómplice, las horas y las olas en la distancia. Algún susurro. Una fragancia. Un remolino de palpitaciones. Que por un momento todo se apaga y sólo el brillo de noviembre ilumina los desnudos de nuestra savia.
Una querencia por tenerte entre mis brazos, junto a tu voz, junto a tu sangre, en esa melodía salvaje.