El día, 30 de mayo, amaneció lluvioso y temimos que la iniciativa de la A.A.P.G.A no podría realizarse, pero el espíritu ambicioso y creador de los artistas plásticos Goya Aragón pudo más y finalmente la alfombra de casi cien metros de longitud formada por los trabajos de todos nosotros, quedó fijada en la acera del Paseo de la Independencia hasta que el autobús abierto, en el que viajaban los miembros del jurado que tendrá que designar la ciudad cultural del 2016, candidatura a la que aspira Zaragoza, pudo verla deplegada, como una alfombra mágica que transporta a la ciudad hacia ese objetivo.
La instalación giraba en torno a la figura de Goya y nuestros artistas sacaron de sus chisteras los conejos de la inspiración; el público transeunte pudo ver magníficos trabajos y algunos otros, más voluntariosos que cualificados, como el mío, que pretendió polemizar con un mensaje provocador, más grafiti que obra de arte.
Leticia Hidalgo, Miguel Sanza, Mariela Garcia Vives, J.A. Amate, Cristina Beltrán, Carlos Celma, Débora Quelle, Nina Cárceles, Arturo Gomez, Blanca Guerrero, Lopez Francés, Garcia Julian, y otros, dieron una muestra de su profesionalidad que por un rato, llenó el Paseo de color, intencionalidad, mensaje e ilusión en el Proyecto Zaragoza 2016.
Por la tarde noche, fuimos convocados en la Aljafería diversos agentes culturales, artistas, patrocinadores, colaboradores y organizaciones ciudadanas para, reunidos, dar un saludo colectivo a estos jurados que por las impresiones generales, se llevaron la auténtica imagen de una ciudad pujante como la nuestra. Al final, acompañando a Mariela Gª Vives, presidenta de la A.A.P.G.A y al escultor Arrudi, permanecimos un reducido grupo con los jurados, el responsable de Zaragoza 2016, Cesar Falo, el Consejero de Grandes Eventos, Jerónimo Blasco y Paco Pellicer, anterior responsable de la Expo 2008. Como se dice en el argot, cerramos la Aljafería, pues detrás de nosotros, quedó el Palacio en penumbra, para que el Patio de Santa Isabel recobrara su reposo, oyendo fluir el agua entre los naranjos, después de tanta agitación y espectativa.