EL CRISOL
“Una cosa es ser un cuentacuentos y otra muy distinta es creer que esos cuentos se los va a tragar la gente”.
La victoria-derrota de CiU en las elecciones catalanas del pasado domingo no han servido más que para ratificar la total y absoluta falta de capacidad de visión de futuro que tienen Artur Mas y sus colaboradores, de ahí su mala gestión de gobierno en estos dos últimos años.
Creo que nadie se explica que es lo que percibió Mas en el ambiente socio-político para atreverse a convocar elecciones anticipadas pensando que iba a ampliar sus escaños pasando de 62 que tenía a contar con la mayoría absoluta lo cual le pondría en disposición de sacar adelante sus propuestas soberanistas.
Creo que en política no vale lo del cuento de “La Lechera” y más cuando se está en una edad algo “subidita” para creer en los cuentos. Una cosa es ser un cuentacuentos y otra muy distinta es creer que esos cuentos se los va a tragar la gente.
En cualquier caso es evidente que Mas ha hecho bueno eso que se dice de que “la avaricia rompe el saco”, contaba con un número de escaños que le permitían gobernar con ciertos pactos o consensos, pero le pudo más la codicia y eso ha sido su perdición y su tumba política. Si ahora no ha dimitido, como debió hacerlo, el “porrazo” ha sido de los de aquí te espero, está claro que el futuro de Mas en política quedó cercenado un 25 de noviembre de 2012. Á‰l ha querido ignorarlo y de ahí su total y absoluta falta de autocrítica cuando compareció ante los medios de comunicación después de que se supieran los resultados. Quiso ignorarlo pero estaba claro que era consciente de su situación y de la pifia tan enorme que había cometido, no hay más que recordar el poco entusiasmo que había en sus palabras.
Mas quiso más pero se quedó con 12 diputados menos. Si las cosas siguen siendo como suelen ser en política Mas es un cadáver político.
Tiene varias opciones para gobernar bien aliándose con Esquerra Republicana de Catalunya, con el Partido Socialista de Cataluña o con el Partido Popular, lo más normal, no por coincidencia ideológica sino por el sentimiento soberanista, sería establecer un pacto de Gobierno con ERC.
Si Mas no quiere perder la poca credibilidad que la haya podido quedar después de estos resultados debe continuar con su afán independentista, esa fue su oferta estrella durante la campaña electoral, independentismo, independentismo y nada más, se “olvidó” de decirles a los catalanes cual era su oferta económica y social para salir de la crisis.
No obstante este pacto con ERC tiene sus inconvenientes ya que Mas prometía llevar a cabo una consulta soberanista dentro de los cuatro años de legislatura y ERC la considera urgente y prioritaria. Primero ver lo que desean los catalanes en cuanto a su independencia y después ya se hablaría de las cosas de tipo económico y social. Aunque no me extrañaría que Mas cediera ante las pretensiones de ERC.
Por otro lado también existen diferencias en lo tocante a aplicar medidas para combatir la crisis. ERC es contraria los recortes y Mas los ha venido aplicando y lo más lógico, vistos los antecedentes, es que pretenda seguir con la misma dinámica. La cosa es complicada pero bajadas de pantalones más llamativas hemos visto los españoles y Mas puede que por este motivo pueda coger un buen resfriado. Lo que le faltaba.
El resumen de todo esto es que el pavo real, Mas, ha perdido su penacho trasero de plumas multicolores y por tanto su “majestuosidad” ha quedado bastante deslucida. Mas quiso más y se quedó con menos.