En ParÃs, 180.000 personas salieron a la calle contra la austeridad que lleva a los pueblos de Europa a la ruina. En Irlanda, decenas de miles marcharon por Dublin contra esa misma polÃtica nefasta que los condena a pagar más impuestos, tener menos sueldo y cobrar pensiones más reducidas; a ser más pobres. En Portugal, el gobierno, tras rebajar salarios, despedirá a 30.000 funcionarios por “austeridadâ€. En el reino de España, esa austeridad ha generado seis millones de parados y disminuido el PIB 2,6 puntos… Suma y sigue.
En Europa, la crisis-estafa se ceba en las clases trabajadoras, pero crecen robustos los beneficios empresariales y más aún los financieros. Con diversos volúmenes e intensidades, a diario hay titulares en todos los paÃses europeos sobre pérdida de derechos, recortes sociales, aumento de pobreza y de desigualdad. Y recesión. No obstante, la Unión Europea elige más austeridad. Ahà está Merkel, empecinada e implacable, para recordar que no se cede ni un palmo en esa polÃtica.
Y asÃ, la Europa neoliberal impone endurecer las reformas laborales, aumentar el IVA y retrasar la edad de jubilación, además de rebajar las pensiones. La OCDE, por su parte, pide más flexibilidad laboral (despedir con mayor facilidad), dificultar la concesión de subsidios de desempleo (además de adelgazarlos) y moderar (rebajar) los salarios de la gente común. Son insaciables.
Todo es consecuencia directa de la polÃtica de consolidación fiscal y estabilidad presupuestaria; eufemismos de una austeridad que significa recortes presupuestarios sociales y ataques sistemáticos contra los derechos de la mayorÃa ciudadana.
Europa retrocede por culpa de la austeridad. Va a peor. Incluso según las previsiones económicas de la propia Comisión Europea. La eurozona no crecerá. En 2013 retrocederá 0,4% de PIB. Incluso la modélica Alemania rebaja sus expectativas de crecimiento, Chipre se desploma, Grecia perderá 4,2% de PIB, Portugal bajará 2,3%, Eslovenia 2%… La recesión campa a sus anchas.
Da igual que buenos conocedores de las entrañas de la economÃa, como los Nobel Stiglitz, Krugman y Diamond, argumenten una y otra vez contra la austeridad y el control talibán del déficit público. Ni caso. Porque quienes detentan realmente el poder (y sus servidores) van a lo suyo: defender sus intereses de minorÃa rica. Caiga quien caiga.
SerÃa más decente que los perpetradores de la austeridad y la especulación con deudas soberanas actuaran sin disimulos como los codiciosos sin freno que son. Sin recurrir a tapaderas de consolidación fiscal. Sin tapujos, como hacÃan los gangsters de Chicago en los veinte y treinta del siglo pasado, que no ocultaban su avidez. Ellos iban a lo suyo y hacÃan lo que fuera preciso por sus intereses, para hacer crecer sus beneficios. Los gangsters de antaño, como los de hogaño, nunca tienen bastante.
Y como la austeridad está intrÃnsecamente ligada a la deuda, y deuda y rebaja del déficit nos llevan a la ruina, la ciudadanÃa ha de dar otro paso. ¿Para qué necesitaba Grecia, por ejemplo, tanques, submarinos y helicópteros de combate en plena crisis? Esas partidas no se recortaron y aumentó la deuda griega. En España, las ayudas gubernamentales para salvar una banca inútil e incompetente (cuando no delictiva) han incrementado la deuda pública en más de 40.000 millones de euros. Y, en Europa, el rescate del sistema financiero ha supuesto 1,42 billones en ayudas públicas.
DÃa tras dÃa saquean a la ciudadanÃa. La minorÃa rica y sus cómplices no cejan en su pillaje. Ya no se trata de hacer auditorÃas ciudadanas para determinar la parte ilegÃtima de la deuda. La ciudadanÃa organizada tiene indicios más que suficientes de que gran parte de las deudas públicas son ilegÃtimas. El objetivo deberÃa ser no pagar las deudas. Cuando los paÃses se recuperen (es decir, sus ciudadanÃas), ya veremos cómo son esas deudas y qué hacer con ellas. Como hicieron Argentina y Ecuador. Porque no es aceptable en absoluto que los pueblos se hundan en la pobreza mientras la minorÃa rica afana beneficios obscenos.