Andalucía le debe mucho a este médico canadiense del que, no obstante, no existe ninguna estatua o placa que honre su memoria en esta tierra.
Movido por la solidaridad, Norman Bethune viene a España con las Brigadas Internacionales para socorrer a los heridos de la Guerra Civil y funda lo que sería la primera unidad móvil de transfusión de sangre de la historia, invirtiendo los términos de lo que era habitual entonces (traer los heridos a los hospitales) para enviar la sangre a los frentes de batalla, ganando un tiempo precioso que suponía no morir desangrado.
Era un servicio precario, transportando en ambulancia una sangre conservada en condiciones que hoy nos harían abrir los ojos de espanto, pero que en aquellos tiempos inauguraban un proceder que se ha consolidado en la medicina transfusional actual. Bethune importó su Servicio Canadiense de Transfusión de Sangre y, con la experiencia acumulada de otros frentes, se dedicó a prestar asistencia a los heridos que sufrían hemorragias y precisaban transfusiones sanguíneas.
De Madrid se traslada a Málaga, que había caído en manos de los sublevados franquistas, donde asiste a uno de los espectáculos más horripilantes de la guerra: la matanza de la población civil que huye en masa hacia Almería, en febrero de 1937, y es masacrada desde mar, aire y tierra por el ejército nacional y sus aliados fascistas de Italia y Alemania. Ante la magnitud del crimen, Norman Bethune decide retirar el equipo médico de su ambulancia para destinarla a evacuar los niños, ancianos y enfermos de aquella carnicería.
“Vivíamos con el corazón roto por los que se quedaban y la cansada alegría por los que pusimos a salvo”, escribió el médico años más tarde en el relato de aquellos episodios de la Guerra Civil española.
Fotografías del éxodo de refugiados, una semblanza biográfica del médico canadiense y las historias y recuerdos de aquella huida desesperada de la población de Málaga por la carretera de Almería, convertida en ratonera mortal, es lo que recoge la muestra fotográfica “Norman Bethune, la huella solidaria”, que se expone en el Museo de la Autonomía de Andalucía. Comisariada por Jesús Majada, se trata de una iniciativa del Centro Andaluz de la Fotografía, que ya ha recorrido diversas provincias, con la que se intenta saldar la inmensa deuda de gratitud que este país en general, y esta tierra andaluza en particular, tiene con el cirujano que prefirió combatir la barbarie, allí donde germinase, a disfrutar de las comodidades de su profesión en Montreal. Un deber con la memoria para conocer nuestra historia, de la que ignoramos hechos y personas merecedores de nuestro reconocimiento, y una oportunidad, del 30 de enero hasta el 12 de abril, para rendir tributo a nuestra memoria.