Buenas noches y bienvenidos, una vez más, al Espacio Cultural Adolfo Dominguez.
Somos de los que pensamos que a pesar del verano, la ciudad no debe ralentizar la actividad exposiitiva y, aquí estamos, aportando nuestro pequeño grano de arena a ese fin.
Hoy os presentamos la exposición BIORRITMOS DE TIERRA Y OROPEL DE JAVIER NAVARRO CHUECA y que permanecerá hasta el 30 de agosto
Creo, sinceramente, que Javier es un hombre que hace posible que todavía podamos creer en el milagro del Renacimiento, cuando en la actualidad, la propensión al desinterés campa por sus respetos. Y esta capacidad de Javier proviene, fundamentalmente, de su curiosidad por todo aquello que alimenta el espíritu.
Es actor, pues perteneció a la primera promoción de la Escuela Municipal de Arte Dramático de Zaragoza, en la que fue alumno de Dª Maria Pilar Burges. Fundó y dirigió el grupo de Teatro La Farándula.
A la vez se licenció en Filosofía y letras en la Universidad de Zaragoza, enlazando varios estudios de postgrado en arqueología y arquitectura.
Ha sido profesor de enseñanza media, escuelas taller y cursos de formación del profesorado.
Director de obras de restauración del patrimonio histórico Artístico en Aragón, La Rioja, Cataluña y Baleares.
Como arqueólogo ha dirigido más de 150 intervenciones arqueológicas en Europa, Asia y América, colaborando a la vez en 17 proyectos de investigación arqueológica en España, Francia, Jordania y Cuba.
Es vicepresidente de la sección de arqueología del Colegio oficial de doctores y licenciados en Filosofía y letras y ciencias de Aragón. Asimismo es vocal de la Comisión Provincial de Patrimonio de Zaragoza.
Tiene otorgada la condición de Huésped de Honor de la Provincia de CamagÁ¼ey en Cuba por resolución de la Asamblea Provincial del Poder Popular de CamagÁ¼ey.
Además de todo este extenso currículum, Navarro Chueca también pinta. Como él lo llama, un toque de atención de su órgano central le ha ayudado a la introspección, reencontrándose con sus viejas aficiones, como la pintura, que le ayudan a sacar a la superficie los sueños que anidan en sus entrañas. Estos sueños le han llevado tras la pista de sus maestros preferidos, cuya influencia asoma en sus cuadros a modo de referencia pero nunca como dejación. Así, podemos atisbar al Rothko de su mejor época, o al Matisse en sus trabajos con papel y a los teatrillos del italiano Lucio Fontana.
Biorritmos de tierra y oropel nos descubren a un artista, que más que multidisciplinar es polifacético. Pero sobre todo auténtico, porque traslada a sus cuadros la ilusión del viajero que ha navegado por todos los mares de la imaginación.
Javier, es un honor contar contigo en nuestro Espacio cultural. Muchas gracias
texto de presentación del Comisario de la exposición Eugenio Mateo
Espacio Cultural Adolfo Dominguez