Apasionado por el mundo del Renacimiento italiano y cautivado por las turbulentas historias que se ciernen en torno a la familia Borgia, Guillermo Arróniz López ha decidido ahora publicar su primer libro relacionado con este tema, Borgianos. Epitafios y nanorrelatos.
Escribir nanorrelatos es algo difícil de hacer para que guste. Es su brevedad intrínseca la que implica un mayor acierto a la hora de redactarlos, pero sin duda, en este caso el tiempo y la dedicación de Guillermo hacia la Historia y hacia su propia obra han conseguido dicho objetivo. A través de sesenta y seis microhistorias el autor ha sabido plasmar y captar la esencia de los protagonistas, de los lugares y las circunstancias de la época.
Y en una combinación entre ficción e Historia encontramos las dos caras de Lucrecia Borgia, las intrigas de Caterina Sforza o la extraña muerte de Perotto y Phentesilea, entre otros, y como culminación la muerte de César Borgia, que provocó el llanto de Juanito Grasica. Pero no sólo ellos son los protagonistas, también hay lugar para los espacios: el río Tíber desborda sus aguas en protesta por ser considerado un vertedero de cadáveres humanos. O para la sífilis, la cual se encuentra presente en la historia de los pueblos, independientemente de sus características, cultura o climatología, como resultado de los vicios humanos.
Son unos nanorrelatos precisos, también por exigencias del género, pero a los cuales no les falta detalle. Invitan a seguir leyendo y a saciar la curiosidad, pero también a cuestionar los acontecimientos y lo que de ellos se nos ha contado. Algo que destacaría es la forma de emplear la ironía -para mi gusto excelente- como aspecto esencial en estos nanorrelatos y que la mayoría de las veces encontramos en los finales. Dichos finales suponen algo esencial, porque sin duda una buena narración necesita de un buen final para ser considerada una obra de arte.