Sevilla, 29 de febrero 2012.- “Se han comentado tantas mentiras, tantas cosas absurdas de mi, que uno de los motivos para escribir mi historia es develar, de una vez por todas, la verdad”. Así justificaba el mítico Miguel de Molina, uno de los creadores y cantantes más famosos de la copla de España, su autobiografía. Una obra que acaba de sacar al mercado, con una gran aportación de material gráfico, la editorial Almuzara bajo el título de Botín de guerra y que fue impulsada por su sobrino-nieto Alejandro Salade y el poeta bonaerense Salvador Valverde.
Miguel de Molina es hoy una figura indiscutible de la cultura española, de su arte musical y escénico, además de estar a la cabeza de los creadores del género de la copla junto a Angelillo, Rafael de León, Concha Piquer, Manuel Quiroga o Salvador Valverde. Pero no siempre fue así. Tras triunfar y llegar a lo máximo en el periodo de la República, con la llegada de la guerra civil y la dictadura, todo se truncó en su vida y pasó a un largo exilio, tal y como los cuenta este controvertido artista en esta desgarradora autobiografía.
Su independencia artística y personal, su abierta homosexualidad y la simpatía por al régimen republicano hicieron que se le maltratara en el mundo del espectáculo y que varios personajes relevantes, identificados con nombres y apellidos, le secuestraran y apalearan en 1939, un hecho de los que salieron indemnes los agresores y que el autor cuenta en esta obra.
La autobiografía recoge igualmente su confinamiento en Cáceres o Buñol y la orden por la que se le prohibió trabajar en España y se le forzó al exilio. Mientras desarrollaba una gran carrera artística en América, según cuenta este relato biográfico, su forma de vida y su condición sexual hicieron que de nuevo sufriera persecución en Argentina con detenciones y la expulsión del país.
En México, según narra el artista, fue boicoteado por Jorge Negrete y Mario Moreno Cantinflas. Estos y otros muchos hechos, como sus amores, su relación con Lorca, sus fiestas; alimentaron su leyenda y Miguel de Molina lo dejó todo desvelado en esta autobiografía que tiene tanta fuerza y dramatismo como la más apasionante de las novelas.
El autor mantiene la tensión del relato de una vida que, aunque no se nota, tuvo que ser bastante agridulce. De todas formas, el carácter de Miguel de Molina tenía que ser muy especial para llevar la vida que llevaba y reaccionar ante tantas grandezas y miserias de forma tan cabal.