Miguelito se nos va, se aleja de los escenarios, de las maratonianas giras en las que siempre estuvo envuelta su larga y fructífera carrera artística. Le dice adiós a las tablas, esas tablas que recordarán con nostalgia las carreras que se pegaba el cantante de punta a punta dándole, por ejemplo, las buenas noches a los hijos del rock and roll, o las reverencias en señal de sincero agradecimiento al final de cada concierto. Se nos va el Miguel de los directos, de los mejores directos que haya vivido este país dentro del campo del rock nacional. Y es que Miguel Ríos es nuestro rock and roll singer por excelencia; aunque mantendré para los restos, como sé que también lo mantiene Miguel, el recuerdo de otro rocanrolero genial y valenciano cuya voz y contorsiones eran únicas: Bruno Lomas.
Contaba Miguel Ríos, cuando cumplió los sesenta, que nunca creyó que llegaría a esa edad con las mismas ganas de cantar y de subirse a un escenario que cuando vendía discos en unos grandes almacenes y se le abría la garganta con los temas de Elvis Presley, Ricky Nelson o Paul Anka. Hombre, quienes le conocemos y le admiramos jamás dudamos de ello. Es más, creo que con la salida al mercado de aquel 60 mp3, recién cumplidos los sesenta, el de Granada se reencontró consigo mismo y con su público, adentrándose de nuevo en las raíces de esta música, maldita para muchos de los que tú y yo sabemos, pero que por derecho propio forma parte indiscutible de la historia de unas cuantas generaciones que no han podido dejar de abrazarla a pesar de los numerosos estilos musicales que han ido surgiendo a lo largo del tiempo.
¡Cuánto ha llovido desde Popotitos o Tú sí tienes ángel, ¿verdad Mike Ríos?! Ahora que he vuelto, La guitarra, ya con el cambio de nombre a Miguel. El río, Vuelvo a Granada, El rock de la cárcel, Yo sólo soy un hombre. El Himno a la alegría atravesando todas las fronteras posibles. Los experimentos en los trabajos Memorias de un ser humano, La huerta atómica y Al-andalus. Y Rock and roll bumerang. Y Extraños en el escaparate. ¿Y qué decir del doble elepé en vivo Rock and Ríos? La encrucijada, Rock en el ruedo, El año del cometa… El abrazo con los colegas latinoamericanos. Los standard con la gran agrupación de Big-Band que lograste reunir, versionando Maky el navaja y la sensacional Fiebre… En fin, una trayectoria musical tan densa y repleta de éxitos como la de cualquiera de los que yo llamo “dinosaurios del rock” internacionales.
Miguelito se nos va, se aleja de los escenarios. En principio, con cuatro funciones musicales desarrolladas en: Granada (me entero de que para el primer día ya se agotaron las entradas por lo que ha habido que prorrogar), otra función en Barcelona y otra en Madrid. Esa es la despedida que quiere Miguel y que nosotros aceptamos, resignándonos a escucharlo ya en las viejas “placas” que conservamos muchos fans o en esos platillitos volantes denominados CD. Se nos va Miguel Ríos, se nos escapa tras las bambalinas. Pero nos quedará, aparte del músico y del cantante de rock, un “pedazo” de persona dispuesta a apoyar en todo momento y al cien por cien, porque así lo ha demostrado, a aquellas causas en las que se luche por la libertad en toda la amplitud de la palabra. Así que, amigo Miguel, solamente me queda darte las gracias por como eres y por tu música. Bye-bye, Ríos!
*http://jesusconde.blogspot.com
(fotografías cedidas por la web oficial de Miguel Ríos)