Fue curioso. Estando en casa de mis padres, mi siempre añorada casa de la Plaza de la Flauta, y creo recordar que casi por estas fechas, recibo una llamada telefónica de mi amigo Luis Cobo “Manglis” (quien fuera guitarrista del grupo Guadalquivir) diciéndome que se encuentra en Madrid con Manzanita ultimando las composiciones que darían forma al elepé de el Zíngaro, primo de José Ortega Heredia. Y me pide que por teléfono le pase la letra canturreada de Camino verde. Y ahí me tienen ustedes: teléfono en la oreja y silencio total en el salón, cantándole a Manzanita el tema de marras. Cuando acabé, pude oír al fondo la voz del Heredia que decía: “Te voy a matar, Jesús, te voy a matar” (expresión coloquial y de afecto que demostraba que mi canción le había gustado).
Ha sido la única vez que pude conectar con el integrante de los Chorbos. Aunque para los que amamos la música sin encasillamientos la carrera artística de Manzanita nunca me produjo indiferencia. Muy al contrario, la voz desgarrada con la que acometía sus versiones más celebradas, como Un ramito de violetas o La quiero a morir, era el matiz más significativo de este magnífico compositor y músico que por encima de todo trabajaba bajo el patrón de la honestidad. Y jamás le importó la opinión de los puristas por atreverse a fusionar determinados aspectos del flamenco con otras culturas musicales. Su último trabajo discográfico, dedicado a Cuba, es un claro ejemplo del espíritu libre que anidaba en Manzanita. Y a buen seguro que libre se encuentra.
Vaya, José, mi recuerdo y mi hasta luego, porque quién sabe si por fin podré darte el abrazo que te mereces en ese Camino verde…
Foto: D. Cubillo
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