Cultura

Campanadas de boda: los líos familiares de La Cubana

Escenarios, 6

Dice el proverbio popular “No te fíes de quien haya cumplido 30 años”. En el caso de La Cubana hay que darle la vuelta  al dicho y aumentar la confianza a medida que pasa el tiempo.

Campanadas de boda, de La CubanaEl espectáculo ‘Campanadas de boda’, que durante todo el mes de abril y hasta el 5 mayo se está representando en Zaragoza, demuestra lo anterior. Una compañía que nació en 1980 sin pretensiones, según su propia confesión, hoy las tiene todas. Al menos la pretensión principal: divertir al público, integrarlo en su espectáculo, hacerle disfrutar durante dos horas y media de un espejo, a veces esperpéntico, en el que bastantes espectadores se pueden ver reflejados, y aprovechar la ocasión para dar rienda suelta a la sátira, ridiculizando algunas de nuestras costumbres.

Hay mucho más conservadurismo en nuestras vidas del que pretenden las formalidades externas y las ideologías progresistas. En el día a día somos como nuestros padres, y en algunos casos como nuestros abuelos; lo único que ha cambiado son los recursos, los medios disponibles. El presunto desarrollo social y económico (¿?) provoca ciertos espejismos. Pero dice otro refrán popular que “Aunque la mona de vista de seda, mona se queda”.

El caso de las bodas rimbombantes es sintomático. La Cubana lo fotografía, lo agarra por los cuatro costados y lo bambolea a gusto. La boda hace tiempo que no es una ceremonia privada, íntima, ni siquiera familiar: es un acontecimiento social. Hay que dar la nota, hay que causar sensación, hay que superar las marcas conseguidas por la propia familia, por los amigos, por la vecindad. Es un episodio teatral más de los muchos que conforman la vida cotidiana en todos los órdenes, desde el político hasta el religioso.

El tema trasciende lo meramente anecdótico y retrata el conjunto de nuestras relaciones interpersonales. Las contradicciones son tan frecuentes como elocuentes. Lo que se censura en los demás, se admite generosamente en lo propio. Es la ley del embudo, tan utilizada en la interacción social. Si todo esto lo miramos con espíritu lúdico, poniendo en evidencia sus aspectos cómicos y burlescos en lugar de dramatizar la situación, nos encontramos con La Cubana.

El espectáculo que han montado, y que llena cada día el Teatro Principal, está realizado con tal profesionalidad que el desparpajo colectivo pasa a ser una categoría escénica que supera incluso la calidad individual de los intérpretes. Once actores, seis mujeres y cinco hombres, son capaces de llenar no solo la escena, sino también –en la segunda parte– el patio de butacas, implicando a los espectadores de una manera ingeniosa que origina una empatía intensa por parte de todos, invitados a la boda de la hija de una familia moderna, un tanto estrambótica a pesar de su tipismo cursi.

El tono festivo no es obstáculo para poner sobre el escenario algunas cuestiones pendientes de resolver, como los matrimonios gays, aceptados legalmente pero no emocionalmente en muchos casos. La pugna por el poder dentro de la pareja, la fragilidad del compromiso sentimental, la utilización de los niños como elemento de chantaje, la insolvencia de ciertos profesionales, el oportunismo de otros, etc. consiguen un reflejo muy atinado de la sociedad contemporánea, menos moderna de lo que pretende ser, como he señalado al principio.

El espectáculo merece la pena por lo que tiene de intenso, dinámico, festivo y participativo. La puesta en escena está perfectamente estudiada y se desarrolla con extraordinaria meticulosidad. Entre otros elementos dignos de destacar, deseo señalar las canciones y su interpretación. También la recuperación de figuras arcaicas, como la de la tía consuelo y su capilla domiciliaria portátil, que pone un gracioso punto de anacronismo a la parodia. Las frecuentes concesiones al ‘localismo’ no son necesarias ni benefician en nada a la obra, aunque sirvan para congraciarse a una parte del público.

Sobre el Autor

Jordi Sierra Marquez

Comunicador y periodista 2.0 - Experto en #MarketingDigital y #MarcaPersonal / Licenciado en periodismo por la UCM y con un master en comunicación multimedia.