
Que la carta de platos esté diseñada por un artista de la categoría de Natalio BAYO, es un signo de que en esta casa se cuidan todos los detalles con el máximo mimo. Precisamente la grandeza de un restaurante es que sea capaz de mantener una oferta, a la que el paso del tiempo no la haga pasarse de moda. En Casa Blasquico- Gaby- la base de los platos se mantienen desde hace años porque siguen siendo el referente de atracción a los clientes, que lejos de darle la espalda, vuelven con otros amigos, ensanchando el círculo de clientes conversos.
En esta ocasión, volvimos a probar las extraordinarias pochas de Embún, suerte que hay que saber buscar en la temporada exacta, antes de que las pochas se conviertan en boliches, aunque, para ser sincero, pocas legumbres en toda España, son tan ricas como las de la población cercana de Embún, distante de Hecho unos quince kilómetros. Osea que daría igual las pochas que los boliches, aunque merece la pena probar las tiernas pochas en Agosto, porque son efímeras. No olvidamos las crÁªps de setas, que son unas de las estrellas de la carta, con una rotunda sinfonía de aromas de boletus y calocybe gambosa junto con senderuelas. Seguimos con la gallina trufada, que para decir algo, convierte a esta ave doméstica, humilde y sencilla, en la más exótica presa de cacerías de otros lares, limitada a unos cuántos seres afortunados. Pero el climáx no fue alcanzado hasta que llegaron las verduras rellenas. Son una creación de Gaby Coarasa, siguiendo el camino de Jose Dobón, que confeccionó en Zaragoza sus pencas de acelga rellenas. La absoluta delicia aragonesa de Gaby son como emparedados de hortalizas rebozadas y fritas, rellenas de carne, de manera inverosímil, para presentarlas con un salseado de picada. Patatas, berenjenas,pimientos, calabacines, zanahorias y cebollas que se acurrucan amorosamente bajo la salsa. Un plato que podría servirse en los mejores restaurantes del mundo, si supieran desplegar la paciencia de Gaby en sus fogones. Todo regado con un Otto Bestué, del Somontano, variedad Cabernet y Tempranillo.
Otras maravillas son el civet de ciervo o jabalí y un cordero de la tierra relleno de verduras, que puede ser la réplica a las comentadas verduras rellenas. Estofados, migas y otras viandas que tendrán que ser para otro día pues nuestro estómago nos pidió reposo.
Merece la pena intentar probar las delicias de Gaby aunque no es fácil encontrar mesa. Aviso. Mejor reservar.