Escenarios, 23
Estupenda función la de las chicas ‘Divinas‘ y sus extraordinarios compañeros músicos en el espectáculo titulado ‘Chocolat!’. Han estado llenando el zaragozano Teatro del Mercado durante las pasadas fiestas del Pilar, y aún actuarán el próximo fin de semana.
Queda tiempo por tanto para no perderse esta deliciosa comedia musical, interesante por los dos lados de la moneda: el teatro y la música, aunque esta última se lleva la mayor parte del tiempo. Pero merece la pena porque la calidad vocal de las intérpretes es extraordinaria y el guión melódico que desarrollan tiene mucha sustancia.
Son canciones que proceden de los cabarets americanos de los años 30; proceden o se inspiran, porque gran parte de las composiciones son de nuevo cuño, debidas a la creatividad de de Mario Cobo, director musical del espectáculo, y de Ben Rowdon que las pusieron en pie hace tres años. El resto (hay casi una veintena en total) responden a creadores tan emblemáticos como Don Raye, Cole Porter, Duke Ellington o Joe Garland, entre otros.
La historia que narran entre las artistas y la voz en off de uno de los músicos es la de la crisis de los años 30 en los Estados Unidos, tras la Gran Depresión. Aquí es donde se encuentra el único y pequeño lunar del espectáculo, porque no se escenifica suficientemente ese momento crucial de la historia americana, aunque sí se muestra la crisis del mundillo musical que lleva a la formación del trío ‘Las Divinas’; hay que extrapolar de lo particular a lo general para centrar el episodio.
La historia de Sofía, Nicole y Lulú, las tres divas, está descrita con una gran elegancia en el tratamiento de los personajes y en su lenguaje. La comicidad es suficiente, sin cargar tintas innecesarias en una pieza que gravita básicamente sobre lo musical.
Los chicos acompañando al piano, clarinete, contrabajo y batería son muy solventes en su oficio y participan de algún modo en la trama con pequeñas intervenciones. Pero lo que realmente cubica en la obra es la música, repito, tanto acompañada como a capella. Las tesituras de soprano, mezzo soprano y contralto están perfectamente conseguidas y armonizadas por Carla Mora, Irene Ruiz y Marta Mora, perfectas además en gestualidad y recursos escénicos.
Una delicia de actuación que puede verse varias veces sin que se uno se sienta saturado.