Todo indica que se baja el telón y la función de la Comedia del Verano da paso a un intermedio, con un cartel indicador -«visite nuestro ambigú»-, premonición de tiempos por llegar, que unos cuántos, sólo unos cuántos, tienen calculado al mínimo detalle para aguarnos la fiesta de habernos sentido en libertad bajo fianza durante unos días.
No deja de ser curioso que tan sólo por arrancar una hoja del calendario, las cosas habituales recobren su endiablada actividad, como si todo lo acontecido en el mes fuera un sueño, o peor, un espejismo. Basta con mirar el entorno urbano con sus trampas renovadas y atascos varios. Es suficiente perder un minuto en analizar a los medios de comunicación para ver que el marketing vuelve con más fuertes bríos; ya cuentan las subidas de la vuelta al cole; ya previenen de los nuevos impuestos; ya jalean a los luchadores del ring del catch a cuatro ( es esa lucha, llamada americana, con tongo); ya nos dicen que todo será peor y que no nos resistamos, que será aún peor. Ya nos dicen que toca volver a sentirse humanos, como si ser humanos dependiera de lo que interesa a otros humanos, que no deja de ser que no estemos ociosos mucho tiempo, porque las costumbres se relajan peligrosamente y ya se sabe el nivel de ensoñación y abandono del que es capaz el Ser Humano.
Confieso que esta mañana me he despertado, de pronto, con la agenda llena. Con múltiples compromisos que ayer ni me acordaba. He recibido e.mails, llamadas, mensajes, consignas camufladas de asuntos de interés. Ya me he agobiado sin casi limpiar el polvo de mis botas de montaña y si se lo proponen, sufriré de estrés en mitad de la siesta. ¡Malditos roedores!
-Señores, la función comienza!- exclaman los acomodadores- Mantengan silencio por favor y no fumen, salvo en las terrazas.-
Estamos curados de espanto, ¿o no?. Cada año nos viene ocurriendo lo mismo, que equivale a que siempre ocurre lo mismo. ¿Se dan cuenta del matiz?
¡Venga, pasen y vean!- Precios especiales para afectos y militares sin graduación-
Me dan ganas, visto lo visto, de quedarme en la cumbre del Posets. De paso vigilaré que no lo anexionen los vecinos como han hecho con el Aneto y el Vallivierna. Además tiene la ventaja que siempre sopla el aire, aunque mi vivac tenga ventanas con etiquetas del Tajo Británico.
Bienvenidos, canallas. ¿ O qué se pensaban, que todo esto de la molicie era de verdad?
Me parece que todavía están algunos sin destetar. Pero no pasa nada. Los veranos olvidan su cita con la realidad…. hasta que se acaban. Y que Dios les coja confesados.