El pasado sábado día 9, como cada noviembre, en Madrid, bajo un cielo velazqueño nos manifestamos en solidaridad con el pueblo saharaui.
Tal vez un millar de personas. Si tenemos en cuenta que se desplazaron a la capital de España miembros de diversos colectivos regionales sensibilizados con el drama que vive el Sáhara Occidental; si descontamos la numerosa presencia de refugiados saharauis; si además se contó con el apoyo de algún sindicato y la presencia de militantes de distintas fuerzas políticas como IU o Ciudadanos, la cifra de asistentes se antoja, aunque entregada, escasa. Y su repercusión mediática, prácticamente nula.
No podemos, por responsabilidad ética e histórica abandonar las legítimas aspiraciones del pueblo saharaui a su suerte. O mejor dicho, a la mala suerte de sufrir la ocupación manu militari del Sáhara Occidental por parte de Marruecos.
El despótico vecino del Sur, con poderosos padrinos, viene pasándose por el arco del triunfo las resoluciones de la neo Sociedad de Naciones que es hoy día la ONU. Este año se cumple el cuarenta aniversario del Frente Polisario y apenas restan dos para el principio de la tragedia que vive un pueblo al que se despojó de una libertad que parecía próxima, que se vió arrojado al desierto y esquilmado en su tierra. Y a la espera del pronunciamiento del Parlamento Europeo sobre la última humillación, el enésimo ninguneo de la RASD: el plácet o no al acuerdo de pesca entre los 28 miembros de la UE y el Reino de Marruecos.
La inminente visita del Secretario de Estado de los EEUU, J. Kerry despierta ilusiones. Ilusiones empañadas por el poco edificante recibimiento que el inquilino de la Casa Blanca brindará al tirano de Rabat en el mes en curso. Visita que tendrá lugar pocos días antes del pronunciamiento de la comision de Pesca del PE, y que será votada por la Eurocámara el próximo mes de diciembre. Veremos. Mientras los intereses geopolíticos y económicos prevalezcan sobre los Derechos Humanos, este y otros punzones permanecerán clavados sobre -no de forma unánime- la conciencia.
Y en este particular, especialmente, sobre la conciencia española.