Cultura

‘Conversaciones con mamá’: madre e hijo frente a frente

Escenarios, 84

‘Conversaciones con mamá’ es la obra que está ofreciendo estos días en Zaragoza el Teatro Principal, interpretada por dos populares actores, María Galiana y Juan Echanove, dirigida por este último sobre un texto de Santiago Carlos Oves que, pensado como guión cinematográfico, ha sido versionado para la escena por el experto dramaturgo Jordi Galcerán.

La acción narra un encuentro entre una madre anciana y su hijo adulto, comunicados en lo externo pero poco conocedores de su situación interna, que se encuentra con un problema urgente: salir de la crisis económica en que le ha dejado la pérdida de su trabajo. El hombre intenta una maniobra de despojamiento a la que la mujer se resiste.

CONVERSACIONES CON MAMÁLa clave de la historia es su sencillez, porque se centra en la relación de ambos que, inicialmente superficial, poco a poco va profundizando en el pasado hasta descubrir situaciones familiares desconocidas por el hijo. Esto implica cada vez más a los dos personajes hasta llegar a una situación límite.

El encuentro transcurre en la cocina de la casa, tradicional y austera, donde los silencios largos y los gestos dan a veces más información sobre la psicología de los personajes que sus mismas palabras. La conversación entre madre e hijo, cuando se produce, transita desde lo más banal hasta lo trascendental, expresando situaciones y sentimientos que han permanecido durante tiempo ocultos por la rutina de la vida.

Hay buena simbiosis entre los dos actores, única forma de conseguir que triunfe la obra, cuya dinámica tarda un tanto en despegar, tras algunos episodios relampagueantes y otros mortecinos. Hay una especie de fogonazos en el texto que parecen diluirse luego como fuegos de artificio. El segundo acto, tras un giro drástico de la situación, es el que ofrece mayor consistencia.

Las interpretaciones son soberbias y sinceras, sensibles y de gran naturalidad, como corresponde a personalidades dramáticas tan definidas y tan adecuadas a los papeles que sustentan. El tono entre afectuoso y burlón de la madre contribuye a situarla en la realidad, la cual le impone al mismo tiempo una postura firme frente a las exigencias del hijo.

El ritmo de la obra responde a la acción dramática y se desarrolla en dos etapas bien diferenciadas. La primera está dedicada al descubrimiento y retrato de los personajes, mientras que la segunda ahonda en el sentido de su relación y depara algunas sorpresas argumentales.

Se trata, en definitiva, de una comedia agridulce, con ciertos ribetes dramáticos, que intenta llegar al corazón de los espectadores, movilizando sentimientos que son fáciles de asimilar para quien haya vivido un poco.

El espectáculo tiene ingredientes de realismo, de humor, de tristeza y de poesía que desembocan en una obra tierna y conmovedora, realizada con gran profesionalidad, tanto en la escenografía, como en el diseño y la dirección.

Sobre el Autor

Jordi Sierra Marquez

Comunicador y periodista 2.0 - Experto en #MarketingDigital y #MarcaPersonal / Licenciado en periodismo por la UCM y con un master en comunicación multimedia.