Tan felices de habernos conocido, mirándonos el ombligo, incapaces de realizar una pelÃcula crÃtica, desde el rigor, histórico y de personalidades, analizando los porqués, los cómos, los quienes, y quedándonos en lo polÃticamente correcto, ensalzando la mano que nos da de comer.
Y no es que «23 F» de Chema de la Peña sea una mala pelÃcula, tampoco buena, pero se queda en la superficie de todo, en el estereotipo caricaturesco de la parte chabacana del Golpe de Estado y no escarba para no hacer daño.
Una pusilanimidad que me molesta, y mucho, especialmente porque es paisano mÃo y esperaba algo más de su mirada sobre un capÃtulo esencial de nuestra historia. Pero su mirada se ha quedado en miniserie con suerte, gracias a la suerte de su miniserie predecesora.
Porque «23 F» parece más un producto televisivo por su falta de valentÃa y su guión acomodaticio. Y no digo ya que pudiera haber entrado a analizar las diferentes aristas del Golpe, que podÃa, sino que, al menos, podÃa haber penetrado en las personalidades de los personajes y no quedarse en los cuatro trazos que ya todos conocemos.
Es una pena que otras filmografÃas sà se atrevan a revisar la historia de sus paÃses de manera crÃtica, profundizando en las entrañas sin preocuparse por las ofensas que pudieran generar. AquÃ, por desgracia, nos limitamos a repetir lo mismo una y mil veces.
Desde el punto de vista puramente cinematográfico la pelÃcula peca de cierta rigidez y de momentos de falta de tensión narrativa que hacen perder la atención al espectador. Los actores están bien, en general, destacando, como siempre, Fernando Cayo en su papel del Rey.
En definitiva, una pelÃcula que decepciona por su falta de coraje, es fallida en la realización general y no cumple, ni con mucho, las expectativas que se habÃan creado. Sólo el oportunismo de su estreno le ayudará algo en taquilla.