Los que nos hicimos mayores con la saga de «Regreso al Futuro» tenemos a Robert Zemekis como uno de nuestros héroes de adolescencia y siempre acudimos a sus películas esperando una nueva aventura que llevarnos a la boca y tratar de fingir que todavía somos jóvenes, pero por mucho que intentemos evitarlo ya peinamos canas y Zemekis se ha ido diluyendo como un azucarillo en sus últimas aventuras en la animación, más que prescindibles, aunque parece renacer con este drama que promete más de lo que da, aunque acaba convirtiéndose en un producto eficiente, que no brillante.
Y es que «El vuelo» sorprende desde el principio, eso sí te lo tengo que reconocer. La película amenaza a típica cinta de sobremesa con un héroe americano que aglutina en sí mismo todos los valores de una sociedad decadente pero que se cree en posesión de la verdad absoluta, dando un giro de 180 grados en un momento dado hacia la sordidez y una agria crítica de la misma sociedad que nos hace entusiasmarnos, acabando por desvanecerse todo por culpa de un exceso de metraje y una redención final del protagonista demasiada obvia y facilona.
Un protagonista que interpreta de una manera fantástica Denzel Washington, que llevaba camino de perderse por las calles del olvido del buen cine, peo que con «El vuelo» ha reencontrado el camino y tiene grandes opciones de llevarse el Oscar a mejor actor, bien se lo tendría merecido. Por otro lado, no funciona muy bien su relación amorosa-redentora, que de puro melodrama acaba por repeler y no convencer.
Se trata, en definitiva, de una película interesante que sorprenderá al espectador aunque no calará hasta los huesos. «Leaving las Vegas», como ejemplo de película de autodestrucción y redención, sí que sabía a lo que jugaba, «El vuelo» da la sensación de intentar varias cosas, con lo que, como suele pasar, se queda a medias de todo. Aún así, es un producto que entretiene y funciona para pasar un buen rato.