Con el debido respeto a los guionistas de Hollywood, que no dudo que me superan ampliamente en talento, creo que de un tiempo a esta parte están viviendo una sequÃa de ideas realmente alarmante, porque no encuentro otra explicación a pretender vendernos una pelÃcula con una historia tan floja, que se evapora a los primeros cinco minutos de metraje, y que sólo se salva por la capacidad visual de Spielberg, que sucumbe al melodrama de la pelÃcula, pero que nos regala algunas escenas realmente atractivas.
Y es que esta «War Horse (Caballo de batalla)» no desmerecerÃa a cualquier pelÃcula de sobremesa, cintas pensadas para la televisión y para el disfrute en familia, en la más arcaica dimensión del término, con el padre roncando en el sofá y la madre terminando de lavar los platos, con perdón del estereotipo, y que no tienen cabida, al menos habitualmente, en las salas de proyección.
Pero el nombre de Spielberg tiene mucho tirón, y ello ha provocado que los cines proyecten esta pelÃcula tan menor que sin el nombre del director estadounidense no hubiera salido adelante, un nombre que últimamente se interesa por proyectos ciertamente discutibles desde el punto de vista del valor cinematográfico.
Un valor que él sà aporta al producto final, regalándonos escenas de guerra realmente fantásticas, a la altura de «Salvar al soldado Ryan», y algunas imágenes para enmarcar, demostrando una vez más que se trata de uno de los mejores cineastas de los últimos años, al que, simplemente, le comienzan a pesar los años y ello le lleva a no saber elegir sus proyectos.
En definitiva, «War Horse (Caballo de batalla)» es una pelÃcula de historia simple, lágrima fácil y final pastel, ideal para una tarde de domingo tras los excesos del sábado pero insuficiente para una sala de cine.