Cultura

Crítica de «Los odiosos 8»: Pasen y vean

los odiosos 8Pasen y vean, un espectáculo en estado puro, un ejercicio de metatarantianismo en el que el espectador realiza un viaje interno hacia lo más excelso de uno de los pocos autores que quedan en el cine de nuestro tiempo, un tipo capaz de desafiar conceptos, complejos y consejos porque sabe que su nombre se encuentra por encima del bien y del mal, para fortuna de todos los amantes del cine.

Tarantino vuelve al western para regalarnos una teatralización de la violencia, en todo el amplio sentido de la palabra, un cluedo a gran escala en el que 8 indeseables se encuentran encerrados por la voluntad de las inclemencias meteorológicas en una posada de mala muerte y allí deben dilucidar quien es el culpable, «¿culpable de qué?», un ejercicio al más puro estilo Agatha Christie.

El tempo comienza pausado, con los tradicionales diálogos brillantes marca de la casa, con réplicas y contrarréplicas que enamoran a todo aquel que sabe apreciar el talento, diálogos repletos de acidez, de humor negro, de cinismo en estado puro, momentos para sentarse en la butaca y dejar que toda esa verborrea que emana de la pantalla haga relamerse a tus sentidos.

Pero ahí está el principal error de la película, se le va la mano en el tiempo, con un montaje algo más corto de esta parte el resultado hubiera sido más brillante. Es evidente que Tarantino echa de menos a su montadora habitual, Sally Menke, la única persona capaz de saber pulir el exceso del cine del autor de Knoxville y que falleció hace unos años.

Porque justo después, cuando los no iniciados en el cine de Tarantino comienzan a removerse en sus asientos, preludio del aburrimiento, todo explosiona hacia una coreografía de violencia en esencia, dirigida con precisión de cirujano y ofrecida al espectador en bandeja de plata, marca de autor que ha marcado el estilo de gran parte de sus contemporáneos.

A todo ello añádele la banda sonora de un maestro, Morricone, el hombre que ha sido capaz de crear la música más cautivadora de la historia del cine, y que en ésta, «Los odiosos 8», vuelve a demostrar un talento descomunal para intensificar más aún la claustrofobia buscada por la historia con una música tétrica y apasionante, y el elenco habitual entre el que destaca el gran icono de Tarantino, Samuel L. Jackson, que agradece el personaje que ha recibido con una actuación memorable.

En definitiva, una película más que interesante, que hará las delicias de los amantes del cine de Tarantino porque ofrece todos los ingredientes habituales de sus obras pero que aún siendo notable no alcanza los niveles de algunas de sus películas anteriores, y es que estamos hablando de un cineasta que ha sabido marcar un estilo propio y reconocible a la vez que ha cautivado a público y crítica, un rara avis en el mercantilizado cine actual al dictado de los asientos contables.

Sobre el Autor

Jordi Sierra Marquez

Comunicador y periodista 2.0 - Experto en #MarketingDigital y #MarcaPersonal / Licenciado en periodismo por la UCM y con un master en comunicación multimedia.