La destrucción de la existencia cubre de nubes color carbón la vida. Y eso es algo que solo podría mejorarse si entre todos compartimos la carga de sacarnos del problema. Claro que si las cosas empeoraran y además nos empeñamos en no dar nuestro brazo a torcer, sintiéndonos poseídos de la dulce verdad, la oscuridad se hace más intensa todavía. Jean Paul Sastre lo entendió muy bien: “Yo soy capaz de tomarme unas vacaciones sin que por ello la vida pierda su sentido”. Claro que sí. Á‰l, y cualquiera. Porque no suele echarse de menos la ausencia de un solo individuo; se echa en falta la fuerza solidaria del grupo, de una parte de la humanidad.
Foto: CarquinyolHace poco, en estas mismas páginas hablamos del controvertido tema catalán, destacando ese insistente empeño por llevar a cabo la consulta soberanista, como quien dice… mañana mismo: en el próximo año. Cuando todo el mundo sabe que solo unas semanas antes el Presidente Mas había dicho que la consulta se celebraría en 2016. Cambios de calendario que ellos sabrán por qué. O no. En fin, todo muy inseguro y poco meditado. Porque, díganme si no, ¿a qué vienen ahora esas prisas? ¿Esconderán algo indecible, al menos por el momento…? De la misma manera que anteayer, creo, salió el Gobierno de la Generalitat diciendo que los niños deben participar, en sus respectivos colegios, en los confusos planteamientos de esta consulta soberanista, con visos de no conocerse ni su principio ni su fin. Lo dice la primara autonomía española que, durante muchos años, ha sido la primera en cultura y trabajo, cuando la más pura verdad es que en estos momentos nada es lo que era.
Es verdad que la crisis económica ha golpeado a España con todas sus fuerzas, y de eso debe de saber también mucho Cataluña, pues ya, en aquel lejano año de 1643, esa región sufrió lo suyo, coincidiendo –qué casualidad- con que se produjeron los primeros intentos separatistas de su historia. Pero aquello pasó. Y no seríamos objetivos si omitimos el florecimiento económico que tuvo lugar después, ya en el s. XVIII. Y desde entonces ha ido creciendo y creciendo con fuerza en todos los campos, incluso en cultural.
Ahora nos hallamos en esta encrucijada. En este acelerado y febril trabajo por el independentismo. Ignoramos adónde llegarán/llegaremos. Lo que sí se sabe es que, en 1981, siendo Presidente del Estado Español -¿otra casualidad?- el catalán Francisco Pi y Margall, se creó La unión Catalanista. Pero eso también se olvidó, y siguieron sus años de gloria.
Pero en el artículo anterior comentaba que la Unión Europea no aprueba que Cataluña salga de España; y que su entrada en Los 28 sería del todo imposible. Tiene también su gravedad lo que venimos oyendo estos días de empresas de mucho peso que tenían el propósito de instalarse en Cataluña, creando riqueza y puestos de trabajo; pero si los independentistas insisten en su absurda idea, es muy posible que cambien de parecer.
Por eso dije que quien dijo “Que el fundamento de la ética no es la ley sino la libertad” tenía mucha razón.
Y pienso que las aventuras crean casi siempre malas consecuencias para un país, y más en épocas no precisamente de bendiciones y bonanza.