Ya es que me ponen en constante duda con lo de la eterna belleza o la belleza eterna. ¿Será eterna? ¿Será efímera? ¿Será? Porque este asunto de la belleza sí que es relativo. Pues dicen los eruditos que la belleza no se muestra por sí misma, sino que hay que encontrársela. No lo sé, la verdad. Lo único que sé es que la Kelly ha quedado enmarcada para la posteridad, como símbolo de “glamour, sensualidad y cercanía”. Algo parecido a lo de Dorian Grey. Claro que éste me parece a mí que hizo un pacto con el Diablo. Igual, igual que Miguelito Bosé, aunque las malas lenguas aseveran que el cantante-actor se ha retocado el pelo, las cejas, los pómulos, la nariz, la papada, los labios y los párpados… ¡No te vayas a dar con la cuchilla, joder, que irrita! Lo suyo, lo verdaderamente suyo es que te adentres en un “rosarium” (no a rezar el rosario, no) hagas una poda canibalesca y con lo que te metas en el zurrón te acaricies lo que vulgarmente se conoce como cuerpo humano; eso sí, en el jacuzzi y con el/la amante de turno.
No tienes por qué sufrir, caramba. El láser, con sus múltiples variantes, te lo arregla todo en un pispás. Oye, y te quedas niquelao. Que puedes sentir hasta el rodamiento erógeno de una gota de aceite sobre tu piel, y si me apuras y entre tanto rodamiento llegar en volandas hasta el humedal. ¡Qué barbaridad tan bárbara! ¿A tantísimo se llega tras la aplicación de la aparatología citada? Pregunta, pregunta a la diosa de ébano, que me dejó tieso cuando la pude vislumbrar en la soledad de su habitación echada como estaba sobre una alfombra de piel imitada del más fiero de los leopardos… A ver: ¿tú sabes lo que es el gloss?, ¿tú sabes lo que es el eyeliner?, ¿tú sabes lo que es el gyrotonic?, ¿tú sabes lo que son los Patchs Lissants et Défatigants au Bleuet?, ¿tú sabes lo que son los hilos de oro?, ¿tú sabes lo que es la ritidoplastia?, ¿tú sabes en qué consiste la blefaroplastia?, ¿tú sabes lo que es una queiloplastia?, ¿tu sabes, acaso, lo que son los polvos del sol?… Si tu respuesta es no, entonces –aparte de estar más perdido/a que el famoso barco del arroz- será mejor que acudas de inmediato al gurú que tenemos por aquí, en la Alameda de Hércules de Sevilla, que con dos meneos y medio te pone a tono.
Sí, veo que necesitas hierro, mucho hierro. Ášltimamente te encuentro como que no andas nadando en la finura. Y es que se te cae todo lo que normalmente está levantado, y ello no es un buen síntoma. Por mucho “clutch” de piel que lleves o ropa “cool” que te pongas. ¡Acude a tu spa favorito! No te comportes como un ser encogido y corto de ánimo, y arrójate en los brazos de un escandaloso masaje. Contempla los tesoros de la laca, la máscara, la sombra, el colorete, el brillo, el esmalte, el body milk, los sérums, las aquaporinas, el champú adecuado, eau de toilettes, geles de cabales, las velitas en derredor tuyo, las mil y una fragancias lo mismo al alba que en la clara crepuscular, reductores en su punto justo, las distintas especialidades de yoga para su uso, los fondos de la cosmética, las cremas antiarrugas, los colores de todos los colores habidos y por haber…
Y es que se dispone hoy de tal cantidad de potingues que no me extrañaría que a más de uno/a se le resquebrajara el cuerpo, el día menos pensado, a manera de guerrero de terracota.