Yo: Esta noche he tenido un sueño.
Superyo: Vaya, parece que el espíritu Obama y Luther King ha calado en ti.
Yo: No, no, en serio, he tenido un sueño.
Superyo: Bueno, pues cuéntame, ¿qué has soñado?
Yo: He soñado que era feliz.
Superyo: Vaya, no está mal, ¡enhorabuena! ¿Y qué tenías para ser feliz?
Yo: No era lo que tenía, la felicidad no se mide por lo que tienes, ése es el principal error de nuestra era, el medir la felicidad por lo que tenemos, en lugar de por lo que somos.
Superyo: Sí, estoy de acuerdo, pues replanteo la pregunta, ¿qué eras para ser feliz?
Yo: Pues nada más que éso, un hombre feliz.
Superyo: Sí, ya, pero dame más pistas, a ver si me aproximo yo también a la felicidad. ¿Seguías casado en tu sueño?
Yo: Claro.
Superyo: ¿Y con la misma mujer?
Yo: Por supuesto, en estos momentos de mi vida la felicidad no tendría sentido sin ella.
Superyo: Un poco cursi, ¿no?
Yo: Sí, cursi y cierto, también.
Superyo: Bueno, ¿y qué más? ¿Trabajabas?
Yo: No, no trabajaba, escribía.
Superyo: Pero escribir es un trabajo.
Yo: No para mí. Escribir es un placer, un relajo, una pasión, una necesidad, cualquier cosa menos un trabajo.
Superyo: Pero que me dices de escribir al dictado, escribir sobre algo que no te interesa, escribir en un sentido determinado, escribir por obligación, escribir por necesidad económica, ¿no es éso un trabajo?
Yo: No, no importa que no escriba lo que yo quiera, siempre se puede dar un toque personal a cualquier cosa que escribas, por ello siempre es un placer, una satisfacción.
Superyo: Entonces, la felicidad la encuentras escribiendo.
Yo: Sin duda.
Superyo: ¿Y qué más?
Yo: Niños, niños correteando junto a mí, niños y niñas a los que pueda llamar hijos, éso formaría parte de mi felicidad.
Superyo: Pero ambos sabemos que éso no es fácil, dadas las circunstancias.
Yo: Sí, difícil, pero no imposible, y todo es cuestión de buscar el método adecuado, así que seguiremos confiando.
Superyo: Interesante, pero ahora yo te planteo otra cuestión.
Yo: Te escucho.
Superyo: La felicidad no es un estado, es un proceso.
Yo: Explícate.
Superyo: La felicidad no es más que el proceso, el camino que tomamos para alcanzar el estado que, de manera subjetiva e individual, recreamos en nuestra mente como un estado feliz, como la felicidad. Por tanto, no puedes identificar la felicidad como el estado final, sino que debes de encontrar la felicidad en todo lo que haces en tu vida, porque forma parte del proceso que has encaminado para buscar la felicidad.
Yo: No está mal, creo que voy a estar de acuerdo contigo.
Superyo: Qué remedio, ¿verdad?
Yo: Verdad.