“Quisiera aprender a vivir sin las representaciones, sin anteponer siempre imágenes o palabras a mi experiencia”,
Página 25.
“Descubrí la estética vegetariana con Nothomb. Ella dijo que los vegetarianos son asesinos en serie. Que aman la sangre, los vampiros. La lógica vegetariana es asesina.
Los vegetarianos aman la sangre, la aman tanto que no quieren comérsela. ¿Sabías que Prétextat Tach era vegetariano? A los diecisiete años estranguló a su prima. Casi todos los escritores son asesinos potenciales.
Los vegetarianos no soportan ver la sangre. Á‰l estranguló a su prima y luego escribió compulsivamente toda su vida. Estética vegetariana. Cultívala”.
Página 64.
“Acá están proliferando cada vez más un número bastante respetable de editoriales pequeñas, que, digámoslo, es lamentable, pero se toman el trabajo en serio. ¿A qué me refiero? Es lamentable. Muchos de ellos dicen cuando uno los llama: lo siento, pero no tenemos tiempo por ahora de recibir un manuscrito. Llama en dos meses. Qué dicen los grandes grupos. Oh, por favor, envíenos su manuscrito. ¿Y qué sucede con ese manuscrito? Se transforma en papel molido.
Página 154.
La estructura del libro constituye, en este caso la esencia misma. Claudia Apablaza ha apostado por las formas actuales de diálogo e interactuación virtual para construir con ellas una novela de hilo argumental muy muy débil y difícil de seguir. Sin embargo no faltan valores a la obra, incluido el hecho de que, al “hacer uso” de medios virtuales se desdibuja o debilita el entramado, la realidad y, con ello el argumento, de forma que esa debilidad en el mismo resulta coherente con las formas seleccionadas para escribir.
Diario de las especies está planteado como un blog en el que una autora expresa su deseo de escribir una biografía y pide consejos y facilita sus opiniones sobre Literatura en “capítulos” que son entradas del blog: Búsqueda de una novela, Los personajes, Tiempo de una novela… Sin embargo los “posts” o comentarios de aquellos que entran a su blog versan sobre la vida personal de la escritora, o bien dan opiniones extrañas y ajenas a la cuestión literaria e incluso llegan a extraordinarias afirmaciones cuyo significado no queda del todo claro. De esta forma quienes acceden más veces en su blog y dejan más comentarios, se convierten en los personajes secundarios a los que resulta posible identificar, a los que se caracteriza con mayor detalle a través de sus palabras y opiniones, ya que en este caso hay muy pocos actos (para eso estamos en el espacio virtual) y aquellos que suceden tienen un “aroma de irrealidad” tal que es fácil poner en duda su consistencia o sinceridad.
De alguna forma el libro podría tomarse también como un “taller literario” en el que se sugieren numerosas lecturas, y se interpreta la fuerza o los caminos de diferentes escritores de renombre como Vila-Matas o Amelie Nothom. De hecho la Literatura es el punto de unión, el leit-motiv, que preside estas doscientas páginas donde el personaje protagonista, insisto, una escritora, decide irse a vivir a una biblioteca donde tiene encuentros erótico-lectores con otros siniestros y sombreados personajes que se esconden en las paredes de esa biblioteca por las noches.
Por otra parte la nacionalidad y el castellano de la autora (Apablaza es chilena) marcan formas de expresión, mitos o símbolos nacionales e incluso formas de pensamiento. El psicoanálisis está muy presente también y no sólo por las menciones de Freud o Jung sino también por las frecuentes llamadas a esa niña que la escritora fue, la niña de los sapos. ¿Será por proximidad a Argentina este peso del psicoanálisis en la obra? ¿O quizá sea una característica geográfica compartida por las latitudes y las altitudes?
Difícil saberlo.
En cualquier caso la arriesgada apuesta de Claudia Apablaza cuenta con los méritos de haber escrito un libro-blog que parece real, donde las entradas y los posts son, en su extrañeza, auténticos, parecen en verdad extraídos de un pre-existente blog; y la estructura que, aunque difumine la historia, mantiene la “novela” de forma audaz y posmoderna (en caso de que el adjetivo signifique algo), explorando nuevas formas de expresión que terminan con un final llamado Personas todavía más complicado de interpretar, y aparentemente y hasta cierto punto desligado de todo lo anterior, donde la protagonista deja atrás su interés por la Literatura y se centra en la vida, en la experiencia vital, aunque descrita de una forma obscura, subjetiva, casi poética y de referencias cada vez más personales en cuya simbología resulta un reto bucear.