1. Se embriagaba en un trasnochado bar del centro cuando se le acercó una mujer tan añosa como él y le dijo, no sin cierta desilusión al notar su panza y sus arrugas de borracho cuarentón: Siempre te he amado. Á‰l no la reconoció en seguida sino hasta después de ver su inseparable pulsera en la muñeca. Después de 20 años de esperar, el júbilo, e incluso la sorpresa son anacrónicos, así que sólo le preguntó ¿Dónde has estado?, y ella respondió: En aquella mesa, pensando si en verdad te amaba.
2. Con esa pierna Javier marcó más de 1000 goles (muchos de ellos espectaculares) durante su transcurso de la primaria a la universidad. También, ya que además practicaba kick boxing, su rodillazo de zurda con salto fue el terror de los torneos nacionales por un par de años. Era un atleta innato que se destacaba en cualquier disciplina deportiva y pudo haberle sacado mucho más jugo a su potencial, pero eso habría sido 60 años atrás. Ahora, a los 80, mientras recuerda sus días de gloria de vuelta a casa del trabajo, apenas si arrastra su otrora prodigiosa pierda izquierda (antes conocida como “la pata del diablo”) por la calle. En un intento de escapar de la lluvia próxima, trata de imprimir velocidad a sus pasos. No tendrá otra oportunidad de demostrarse que aun tiene sangre de vencedor si no es llegando seco hoy al tibio hogar, pues a medianoche, luego de darle un beso al retrato de su mujer, se quedará dormido en el sillón para no volver a despertar.