Ebano y noche, tu pelo,
Cristal perfecto, son los ojos de tus ojos,
Ingredientes magistrales
Con los que la fórmula de la vida
Realiza la Alquimia que trasmuta
Mi sangre en ríos de cólera, serpenteantes,
Siempre en tu ausencia.
Y realizo el Á‰xodo sobre tus mejillas,
Para dibujar un tierno lienzo,
Donde el mismo Edén ruboriza
Entre las Hojas en llamas
Del Árbol de la Fruta prohibida.
Porque ahora, sus frutos son pájaros
Que renacen para morir, de nuevo,
Sobre el Á‰bano y noche de tu pelo,
Y así, la Creación se fecunda
Y descubre al fin su velo