Edipo ha muerto (sección A).
Seamos pragmáticos: ¿qué es el psicoanálisis? Sebastián afirma que es un conjunto de creencias sin fundamento que han alcanzado, por desgracia, la categoría de, lo que según se puede leer en la Wikipedia (el tiempo transcurre y los medios están a la mano: os paso un ‘copia-pega’):
1. Método de investigación.
2. Método psicoterápico.
3. Conjunto de teorías psicológicas y psicopatológicas.
En la misma Wikipedia, si se llega a la parte del final de la página, podemos apreciar la parte dedicada a las críticas al psicoanálisis que, ¡ojo!, no son pocas. Para más referencias -a parte de las mencionadas en dicho artículo- os sugiero este texto:
http://dxm83.blogspot.com/2010/05/060510.html
En esta línea del pragmatismo, analicemos una de las bases principales del psicoanálisis, lo que se conoce como el complejo de Edipo. Como la Wikipedia la tengo muy ‘a mano’, me permitiré otro breve ‘copia-pega’ para dar al lector una idea de lo que ello dice de sí:
«… el complejo de Edipo, a veces también denominado conflicto edípico, se refiere al agregado complejo de emociones y sentimientos infantiles caracterizados por la presencia simultánea y ambivalente de deseos amorosos y hostiles hacia los progenitores. Se trata de un concepto central de la teoría psicoanalítica de Sigmund Freud, expuesto por primera vez dentro de los marcos de su primera tópica. En términos generales, Freud define el complejo de Edipo como el deseo inconsciente de mantener una relación sexual (incestuosa) con el progenitor del sexo opuesto y de eliminar al padre del mismo sexo (parricidio)…»
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Sin entrar en muchos detalles, la tesis psicoanalista sugiere que el hijo desea ‘inconscientemente’ procrear con su progenitor del sexo opuesto y deshacerse de su progenitor del mismo sexo, pero a modo ‘simbólico’. Á‰sta es, sin duda, una de las mayores catástrofes intelectuales que sigue permaneciendo en la mente de muchos mal denominados ‘especialistas’. Como crítica genérica al psicoanálisis, se debe afirmar que es una teoría que carece de todo soporte empírico y científico: no tiene en cuenta la biología, la química, la neurología, la antropología, la genética ni ninguna ciencia que ose plantear dudas respecto a sus tesis centrales. El psicoanálisis es un círculo cerrado, no empírico, no falseable (y por ello, no científico), cargado de simbolismos e interpretaciones, lleno de elementos oscuros, bordeando la línea del ocultismo, basado en dogmas que se aferran más a la fe que a las pruebas -pues de éstas carece-, obsoleto en la mayoría de países avanzados, que eleva la ‘espiritualidad’ del individuo camuflándolo con un lenguaje incoherente, atiborrado de falacias que llevan al alma aristotélica a través del ‘superyó’, donde la ‘interpretación de sueños’ se usa para ‘curar’ a enfermos; y, en definitiva, un sistema cerrado e inconsistente, dotado de una lógica elíptica que siempre llega al mismo punto, apoyada en su mayoría por sectores medio-altos de la Sociedad los cuáles han creído haber resuelto sus dilemas personales gracias a esta panacea: una pseudociencia, un placebo, una transfiguración de la realidad empíricica a través de símbolos y aseveraciones apostólicos, homéricos; una Ilíada del pensamiento que aún a día de hoy se permite el ‘lujo’ de catalogarse a sí misma como Ciencia: «¡cree en el símbolo! ¡sé asertivo! ¡sé moral! ¡la ciencia sólo aporta números, deshumaniza a las personas!». Religión de universidades, enaltecimiento de textos sagrados en detrimento de todo argumento que amenace su integridad y consistencia interna: como la creencia ciega, profética e irracional de las culturas más desfavorecidas y subdesarrolladas. «¡Cree en el psicoanálisis! ¡conécete a ti mismo! ¡reniega de las pruebas científicas que te deshumanizan!». Y si no aceptas, eres un ‘transgresor’, un ‘alma reprimida’, un ‘traumatizado’, una persona que ‘se resiste’. Se resiste, ¿a qué? ¿a que emboten su mente con profecías de chaqueta y diván?
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¿Y dónde queda Edipo? Edipo queda enterrado, sepultado, condenado a perecer en el olvido pues su simbología ha sido asesinada, por enésima vez, a cargo de la Ciencia, el razonamiento y el progreso del pensamiento, muy en contra de lo que muchos y muchas no desearían, pues engordan sus bolsillos en base a terapias que duran años y años, terapias que pretenden llegar al ‘fondo’ del ser renegando de todo conocimiento que lleva a éste, pero por la vía del saber -y no la creencia-… y que en la mayoría de los casos, fracasan. Pero para terminar de dejar a Edipo donde se merece, en el olvido, concluiré mi texto aquí con un jugoso «continuará», pues no va a ser un texto corto, sencillo ni fácil de digerir.
Con esta serie de textos trataré de expresar mi más sincera condena contra el psicoanálisis: los sectores de la Sociedad en nuestro país involucrados en los asuntos de salud deberían, de una vez por todas, erradicar el psicoanálisis de la enseñanza universitaria y considerarla como pseudociencia, una forma no oficial ni reconocida por el colegio de médicos como método de sanación mental. Mi exigencia como ciudadano, como persona que defiende el pensamiento científico, es que el psicoanálisis debe ser relegado a la categoría de tratamientos alternativos, como lo puede ser la aromaterapia, el tarot o la psicomagia.
Por el bien del progreso humano.