El cante
¿Qué es el cante, sino un murmullo en caracol acrisolado que se va elevando y coronando ebrio de un sentir cada vez más grande?
¿Qué es el cante, sino un brote en estandarte verde y blanco, la marca imperecedera de la alegría, la indeleble huella de un dolor?
¿Qué es el cante, sino el parto doloroso del silencio que de repente se hizo cueva del son, de la palma y de la queja?
¿Qué es el cante, sino el entreabrir de unos labios salpicados por el fuego de la carne, lucha abierta del éxtasis que arde?
¿Qué es el cante, sino el grave inmaculado del bordón cimbreante que se enerva, al igual que se torna titilante cuando el pulgar lo toca temeroso o triunfante?
¿Qué es el cante, sino la fiereza de una noche de aguardiente y nudillos en la mesa de cualquier rincón de cal a grietas, dentellada de seda en la alborada de la fiesta?
¿Qué es el cante, sino un abrazo interminable entre el corazón que late burbujeante y la garganta hechicera que se quiebra, se rompe y se abre en canal de mil centellas?
¿Qué es el cante, sino la libertad misma forjada a golpes de quejíos, desde lo jondo del alma hasta la atalaya del orgullo, la pasión y la fuerza?
(En homenaje al reconocimiento del flamenco como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad) ( Pintura: Gonzalo Pozo «El Divino»)
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