Apenas unos centímetros de inmenso vacío, frío, ajeno y ajado por el tiempo, un vacío insalvable, un vacío construido a base de insinuaciones y rechazos, de deseos y frustraciones, de años de alejamiento progresivo, involuntario, tal vez, pero real.
Á‰l mira la ventana, cerrada, sin luz, imagina, recuerda, tiempos pretéritos, tiempos felices, tiempos de juventud, en la misma casa, en la misma cama, juntos, abrazados, él la besaba, ella le besaba, ambos se amaban, cada noche, con amor, con deseo, con placer, ahora no, ahora sólo el vacío, y no comprende porqué ella no le entiende.
Ella no mira nada, sólo finge dormir, le duele el rechazo, el rechazo repetido, pero es lo que el cuerpo le exige, y no puede engañar al cuerpo, recuerda, tiempos pretéritos, tiempos felices, tiempos de juventud, en la misma casa, en la misma cama, juntos, abrazados, él la deseaba, ella le deseaba, ambos se amaban, ambos disfrutaban, pero algo cambió, en algún momento ella ya no disfrutaba, ella ya no deseaba, y ahora sólo el vacío, y no comprende porqué él no la entiende.
Dos desconocidos compartiendo una misma cama, ambos se quieren, pero ya no se aman. Á‰l la desea carnalmente, pero ella ya no siente ninguna carnalidad. Se mira en el espejo y rechaza su figura afeada por los años, por los embarazos y por la pereza de quién ya no es movida por ninguna ilusión, no se siente atractiva, y rechaza su carnalidad, pero él no lo comprende, porque él la sigue deseando.
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