El término juego, remite a una forma de entretenimiento habitual para disfrutar del tiempo de ocio. Por ejemplo, es habitual disfrutar de algún juego de mesa en una celebración entre amigos. ¿Pero alguna vez has pensado qué existe detrás de otros juegos como el de la seducción? En mi opinión, el proceso de atracción y enamoramiento es un juego porque se puede ganar o perder.
Es decir, lograr derpertar el interés de la otra persona o por el contrario, asumir la derrota. En ese caso, es mejor pensar en positivo y lejos de frustrarte debes creer que esa persona no era para ti y hay alguien mejor que te espera en alguna parte del mundo.
No sabes dónde ni cuándo aparecerá. Estos ingredientes de misterio son los que convierten a este sentimiento universal en una de las experiencias mejores de la vida. Enamorarse es bonito, pero todavía es más bonito seguir teniendo fe a pesar de las decepciones que todos acumulamos en el corazón en mayor o menor medida. En el juego de la seducción hay miradas, palabras que no se dicen, silencios que expresar y misterio. Mucho misterio por saber qué es lo que esconde el otro.
Nadie elige de quién se enamora. Es difícil de explicar por qué una persona en concreto, y no otra, despertó tu interés y te movió el corazón. Aun cuando pensabas que estaba muerto y que jamás volverías a sentir algo así. Existen personas que tienen una capacidad de seducción notable en tanto que ligan con frecuencia y encadenan historias breves a sus espaldas.
No es ese el juego de la seducción del que estoy hablando en este artículo sino que intento pensar en una idea más romántica, profunda y real del amor entendido en su sentido pleno. Toda gran historia de amor empieza a partir de un proceso de seducción en el que hay interés pero también miedo.
Imagen: Marcial Candioti