Ofrecemos hoy la entrevista íntegra realizada el pasado día 20 de Febrero, programa nº 20, a Antón Castro, por Raúl Tristán en ’El Lobo Estepario‘:
Antonio Rodríguez Castro, Antón Castro, gallego del 1959, de un lugar que, como decía José Luis Melero, “cuenta la tradición que encallaban las ballenas”. Autor de más de una treintena de libros de narrativa, poesía, periodismo, historia y cine; director de algunos de los más importantes suplementos culturales en diarios como El Día, El Periódico de Aragón, Heraldo de Aragón… y de programas televisivos de divulgación cultural, entre otros, el añorado ‘Borradores’. Un gallego aragonés, aragonés gallego, que jamás ha olvidado sus raíces y que escribe también en su lengua madre, el gallego. Todo un más que merecido, Premio Nacional de Periodismo Cultural en 2013, y por suerte, “en vida, hermano en vida”, que es como deben agradecerse las cosas, que nos recordaba el poema de Ana María Rabatté.
Comenzamos la entrevista hablando de la muy especial tierra gallega, y de la no menos singular infancia de nuestro protagonista pues, sobre todo para quienes nos criamos en tierra monegrina, Galicia era un territorio mágico, y pese a nuestra racionalidad, muy posiblemente poblado de hadas, elfos, meigas, caminos inextricables entre la fronda del bosque, de misterio y mito, de una aldeana realidad difuminada por la niebla del Eume… «¿Cómo influyó en ti esa infancia gallega? ¿Esos vecinos y familiares sacados como de un relato de tinieblas, de leyendas becquerianas a la sombra de Veruela… esa vecina María, el tío loco, el afilador…?»
Quiero saber si es cierto que nadaba entre delfines; o el por qué de una afición tan violenta como el boxeo, en alguien tan pacífico. hablamos de su tiempo en la Universidad Laboral de La Coruña, y sus estudios de mecánica y electrónica, y de cómo llegó sin embargo a devorar a los autores clásicos, a los gallegos, todo libro que caía en tus manos… mientras atesoraba un acervo cultural inmenso del que jamás podrían haberle dotado títulos oficiales… “Trabajé en un montón de cosas: primero, en la vendimia; luego, pegando carteles, en derribos, de camarero de bingo, de cajero de bingo… Y, mientras, iba escribiendo. En un momento dado, me dije: ´voy a darme una oportunidad´. Dejé el bingo y tuve la suerte de que me contrataran en El Día de Aragón”, dijo en alguna ocasión.
Queda claro que hay que seguir tu pasión… que la educación está en los libros y en el contacto con las personas… No en vano hablábamos el otro día con Carlos Blázquez de la titulitis hispana…
Su estilo literario está impregnado de barroquismo, lirismo, lentitud, nostalgia… ¿una especie de saudade ‘impresa’? ¿Esa misma melancolía tiene reflejo en su vida real?La importancia de los amigos o de la familia (tiene cinco hijos, ¿cómo se puede alimentar la creatividad embarcado en un ‘buque de guerra’, y que el día a día no le devore a uno? Dos de ellos Daniel y Aloma han abierto sus propios exitosos senderos… Cómo Mariano Gistaín le abrió a él, allá por 2004, un blog…
La escritura de Antón tiene la belleza como epicentro…. La fotografía es otra de sus grandes pasiones… Y siempre ha pretendido un lugar de honor para la poesía y el microcuento
Debimos preguntarle por las bicicletas, pero no da tiempo para ‘rodar’ por todos los caminos: «‘El paseo en bicicleta’ (Olifante, 2011), que es una mirada sobre la presencia de la bicicleta en la música, la literatura, la pintura, la ciencia, y en mi propia vida. Y he llenado mi blog de bicicletas”.
Para Antón, «La cultura es una forma de estar en el mundo, una defensa de la curiosidad, del conocimiento y de la sensibilidad”.
Sobre el periodismo, dejó dicho que “Los periodistas no somos misioneros pero sí somos embajadores de la pasión y del conocimiento, del rigor y de la sensibilidad”. No le preguntamos por Twitter, esa moderna arma periodística, sabemos su respuesta de antemano: «No lo tengo. No sabría qué escribir en 140 caracteres”.
Sí le preguntamos sobre «Borradores» (recuerdo que cuando me invitó a ese su programa, para mí fue como entrar en el Olimpo… Eran tiempos de inseguridades, de ego y vanidades… Juventud). Ahora es él quien recuerda con nostalgia y cierta tristeza, la tan profunda experiencia vital y humana que vivió disfrutándolo.
Hablar de las redes sociales, de los blogs, nos conduce a preguntarnos sobre la Infoxicación, algo que él teme como una certeza de muerte de lo cultivado: “Vivo deprisa deprisa, con ansiedad, y estoy en peligro como otros de convertirme en un zoquete porque la sobreinformación crea una especie de sujeto esquizofrénico: ese que quiere saberlo todo y acaba no sabiendo nada. Y cada día que pasa noto más síndromes de esa enfermedad.” ¿Qué debemos hacer para combatirla?
Me sorprende que alguien que vive por y para la Cultura sea tan comedido en su expresión, sin exabruptos verbales, un ser que no hiere con el lenguaje, que se mantiene, aparentemente, al margen de batallas (algo que a muchos como yo nos parece contradictorio con ‘la Cultura’, siempre inmersa en polémicas políticas…). ¿Puede radicar en esa actitud, parte de su aceptación y su éxito? ¿Antón Castro nunca ha sembrado tempestades? ¿Nunca se ha posicionado con vehemencia, contundencia a favor/en contra de algo? Creo que la declaración más fuerte que le he escuchado fue decir que no comulgaba con la ideología de Vargas Llosa cuando recibió el Nobel… Pero sin embargo, sí, sí que se ha posicionado en ciertas ocasiones, alguna de ellas causante, quizás, de su encuentro con ciertas piedras en el camino…
Me quedo intrigado, con ganas de hablar con él de Cultura y Fútbol… ¿Cultura y Fútbol no parecen en ocasiones una contradictio in terminis? a mí sí me lo parecen, pero leyendo lo que un día escribió, me hace dudar: “El fútbol es como un cuento, te aproxima al arte de contar la vida” Extraño punto de vista desde el que jamás habría contemplado este deporte de ‘masas’…
Antón dirige, o coordina, el suplemento Artes y Letras del Heraldo, lo que conlleva una responsabilidad elevada: muchos autores consideran que no aparecer en él es signo de que su obra no ha sido adecuadamente valorada, o no se le otorga a su persona la importancia debida… Decidir cada semana quién sí y quién no va a aparecer en sus páginas, supone un ejercicio de objetividad… ¿qué tipo de presiones internas y externas deberá padecer?
Ejercer de escritor, de editor (director de la editorial Olifante durante siete años), y dar a conocer a otros creadores en prensa o TV… ¿cómo conjugar esa esquizofrenia? ¿cómo deajr de lado celos, envidias, ambiciones… o Antón Castro es una alma generosa, cuál es el ego de Antón Castro? ¿cuáles son sus pecados? No parece tenerlos, debe ser una persona intrínsecamente buena… Y es que hay una especie de generación conformada por gentes como él, como Miguel Mena, como Félix Romeo, como Mariano Gistáin, como David Trueba, como Luis Alegre… gente diversa y cada cual original, todos ellos conformando nuestro mundo cultural, que parece gozar de una envidiable camaradería… ¿qué logró crear semejante magia? Quizás posteriores creadores vivimos más en el individualismo…
Finalizamos con la lectura de un fragmento de “Cabaret místico”, de Alejandro Jodrowsky. Chanzas e historias iniciáticas que llevan a analizar al ser humano sin sus ‘máscaras’: repleto de miedos, de inseguridades y de carencias.
“Encerrados en nosotros mismos, no nos damos cuenta de que somos los causantes de nuestros problemas. Nos comportamos como parásitos del mundo, siempre pidiendo y nunca dando, con la actitud del cínico satisfecho, hasta que de pronto el mundo nos rechaza, nuestros planes se desmoronan y culpamos de tales fracasos a la mala suerte. No se puede vivir devorando frutos ajenos sin sembrar nunca.”
http://youtu.be/fsHiN48DF44
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