“La globalización puede ser una fuerza benéfica pero hay que replantearse profundamente cómo ha sido gestionada”.
El Premio Nobel de Economía, Joseph E. Stiglitz, ha escrito un libro apasionante. James Galbraith lo definió como “una guía sobre el mal gobierno de la globalización. Stiglitz lo ha visto de cerca, sabe de lo que habla y lo explica de un modo sencillo”. Sólo los sabios se expresan con claridad, pues de la abundancia del corazón hablan sus bocas.
El malestar de la globalización
“El FMI y el Tesoro de Estados Unidos aprovechan la situación de los países en crisis para promover su ideología y sus intereses”. De ahí que los jefes de Gobierno de países en desarrollo tengan miedo a enfrentarse al FMI porque temen que les castiguen y se venguen.
Desde su atalaya como docente universitario y después de su experiencia de gobierno escribe sin prejuicios: “Siempre me había interesado el desarrollo económico, pero lo que vi entonces –en la Casa Blanca y en el Banco Mundial (entre 1993 y 1997) – cambió radicalmente mi visión, tanto de la globalización como del desarrollo. Escribo este libro porque en el Banco Mundial comprobé de primera mano el efecto devastador que la globalización puede tener sobre los países en desarrollo, y especialmente sobre los pobres de esos países. Creo que la globalización –la supresión de las barreras al libre comercio y la mayor integración de las economías nacionales – puede ser una fuerza benéfica, y su potencial es el enriquecimiento de todos, particularmente de los pobres; pero también creo que para que esto suceda es necesario replantearse profundamente el modo en que la globalización ha sido gestionada, incluyendo los acuerdos comerciales internacionales que tan importante papel han desempeñado en la eliminación de dichas barreras, y las políticas impuestas a los países en desarrollo en el transcurso de la globalización”.
Stiglitz denunció duramente el escándalo Enron, que no era sino la punta del iceberg de los escándalos que estamos viendo en el poderoso mundo de las comunicaciones, las industrias armamentista y energética para dar paso a la denuncia de la opaca pero todopoderosa trama financiera que las sustenta.
Parecía que las denuncias de los Grupos de Resistencia Global eran cosa de violentos antisistema, anarquistas y gamberros que quieren acabar con todo. Lo importante es que un Nobel de Economía, antiguo asesor del Presidente de Estados Unidos y ex vicepresidente del Banco Mundial se decida a “tirar de la manta” y explique, razone y denuncie una situación de malestar y de injusticia social de dimensiones mundiales.
Pero la denuncia de Joseph Stiglitz es demoledora por sus datos, su estilo y su transparencia cuando afirma que “la política económica es responsable de las grandes diferencias en la vida de la gente. Buenas políticas económicas pueden provocar una vida mejor, malas políticas la empeoran. Es obvio, pero hay que repetirlo una y otra vez”.
Yo pienso que nuestro malestar consiste en no saber lo que queremos y en matarnos por alcanzarlo.
J. C. Gª Fajardo