Pobre muchacho de ojos tristes que no sabe que pensar, mira al futuro a los ojos, pero éste le rehuye la mirada como no teniendo nada que decir, como teniendo algo que ocultar.
Pobre muchacho de ojos tristes que soñó con el amor unipersonal y ahora descubre que el amor no se limita a una sola persona, el amor tiene varios vértices para formar una misma figura geométrica.
Pobre muchacho de ojos tristes que no entiende lo que siente porque nunca lo sintió, no comprende a su estúpido corazón que siente, no piensa, y los sentimientos no entienden de lógica ni de razón.
Pobre muchacho de ojos tristes que encontró sin buscar algo que no pretendía, que se dejó embaucar por los cantos de sirena involuntarios de una hermosa mujer, inocente, frágil, sensual.
Pobre muchacho de ojos tristes que vive recordando una historia que nunca tuvo, una historia que nunca tendrá porque en él la razón pesa más que los sentimientos, es su condena, su penitencia.
Pobre muchacho de ojos tristes que se mira en el espejo y no reconoce su imagen, ya no parece él, el tipo del otro lado le maldice por su cobardía, pero comprende con un leve gesto labial.
Pobre muchacho de ojos tristes que vivía con amor, pero encontró otro amor ajeno a su vida, y ahora ya no sabe como vivir, se plantea la confusión como modo de vida, el aferrarse al amor establecido o apostar por el amor por venir.
Pobre muchacho de ojos tristes, preso de una dicotomía sin solución.