El pequeño mural «911» se creó al mismo tiempo que las Torres Gemelas quedaron derribadas.
El pintor, Artista Arturo Guevara, al explicar el proceso creativo que motivara su memoria / homenaje de arte, testimonio de sentimiento / ante la tragedia de 11 de septiembre de 2001, lo explicó así:
«La alarma de mi radio estaba puesta para las 5 AM: Esa mañana, cuando la alarma se activó, las primeras noticias eran que un avión se estrelló contra las Torres Gemelas en Nueva York. Prendí la televisión y la niebla espesa con humo y los estallidos desde el edificio eran horrorizantes… Miré la cosa entera mientras duró la ataque y hasta que los últimos hombres allí se viesen seguros. Obtuve mi libreta de dibujo y esbocé las lejanías. Mi primer instinto fue pintar las torres en incendio y cayendo. Cambié rápidamente mi mente y pinté algunas escenas que trajeran una mejor comprensión a lo que acontecía en Nueva York y por qué».
Lo que vendría a conocerse como «9/11 / Septiembre 9» fueron una serie de cuatro ataques suicidas coordinados contra objetivos en los Estados Unidos, efectuados el martes, el 11 de septiembre de 2001. En esa mañana, 19 terroristas de al-Qaeda asaltaron cuatro jets de pasajeros e intencionalmente chocaron los dos aviones contra las Torres Gemelas del Centro del Comercio Mundial en la Ciudad de Nueva York, y ambas edificaciones se desplomaron dentro del curso de dos horas.
Lo secuestradores aereos chocaron un tercer avión en el Pentágono en Arlington, Virginia. Cuándo pasajeros procuraron tomar el control del cuarto avión, de United Airlines, Vuelo 93, éste se estrelló en las cercanías de Shanksville, Pennsylvania, previniendolo de alcanzar su blanco destinado en Washington, D. C. En los ataques se produjeron casi 3,000 muertos.
El manejo por las agencias de inteligencia de este caso puede que sea tan espelunante como el evento trágico. En 2004, el líder de Al-Qaeda, Osama bin Laden, que negó inicialmente el envolvimiento, reclamó la responsabilidad reclamada porlos ataques. Desde antes de 2001, año del ataque, las esferas guerreristas de los EE.UU. se interesaban en hallar un pretexto, propagandísticamente justificador de la desarticulación definitiva y radical de grupos islámicos y militantes, como Al-Qaeda.
El «9/11» dio al Pentágono la coyuntura deseada, yéndose a un hostigamiento sin precedentes que afectó las mismas libertades civiles de los norteamericanos. Se fue contra Bin Laden, antes socio y aliado en las opeeraciones encubiertas de la CIA, y se convirtió a Hussein en enemigo tan sospechoso, como lo fue Osama Bin Laden.
El 9/11 pone sobre el tapete muchas actividades cuestionables o controversiales: el apoyo acrítico los de EE.UU. a Israel, la presencia de tropas de EE.UU. en Arabia Saudita, las sanciones contra Iraq como motivos para los ataques y todo conllevará a las Guerras Contra el Terrorismo, que incluyera la invasión de Afganistán para deponer el Regímen Talibán y otras. No fue hasta el 2011 que se hallará y se ejecutará a Bin Laden en operativo clandestino, revanchino y vergonzoso para los EE.UU.
Arturo Guevara, quien concluye que cada uno de estos incidentes políticos e históricos, han forjado «tiempos tristes para toda la gente del mundo», tiene el mural en su hogar como obra privada, no a la venta, «pero pienso que la mostraría a la Biblioteca de Martinez (en Santa Ana, California) donde la gente pueda apreciarla y sacarse una fotografía, junto al mural». Y así lo ha planeado para la fecha del aniversario del 9/11.
Además ha discutido la significación de distintos componentes pictóricos de la pieza. Por ejemplo, dice:
«La Estatua, Dama de la Libertad, en la parte central, tiene en sus manos una balanza, que es la porta un equilibrio que traerá a los perpetradores del crimen a la justicia. El Globo Terráqueo en el centro simboliza que se debe y puede evitarse y combatirse el terrorismo dondequiera que éste exista en el mundo, especialmente los Estados Unidos de América… También están representadas las Torres Gemelas, encima del Globo y, no destruídas, representan la fuerza de la gente… En la esquina superior derecha, se observa el Alba roja y la gente sosteniendo una bandera de los EE.UU. como símbolo de unidad… En la esquina derecha, en la parte baja, se representa la serenidad de las Torres Gemelas en el silencio de Manhattan… Incluyo la Torre de Bell en la esquina izquierda, parte baja. Esta torre está en la ciudad de San Juan Capistrano (Condado de Orange, California) y, desde allí el Padre Junípero Serra predicó. Lo incluyo mientras enseña a
los indígenas el significado de una bandera americana».
De la parte izquierda de la composición destaca la Mano de la Madonna (la Virgen), bendiciendo a todas las víctimas de la matanza en este ataque sobre Nueva York y en un rincón, en la parte izquierda, representa al Departamento del Bomberos de Nueva York que son héroes que «levantan la bandera y el respeto que muestran a todo el que muere».
A Arturo Guevara, nacido en Ciudad de México y miembro de una familia que lleva cuatro generaciones en el arte a partir de Jesús Guevara Briones, padre, le sé establecido en el Condado de Orange por más de 30 años. Como artista es muy talentoso, conocedor de distintas técnicas: del lápiz a la acuarela, del óleo a las témperas. Convive con la comunidad de San Juan Capistrano, sede artistas y galerías. Sin olvidar a México, él trata de entender el mundo de los mexicoamericanos, lo chicano, repensar los sueños de los inmigrantes, el pobre que se transfronteriza y los sueños se le vuelven pesadillas, por el desprecio homofóbico de lo muticultural, recelado desde el conservadorismo republicano y Tea Partiers.
Esencialmente, Arturo es un individuo que se expresa con color, formas, sentimientos, lo más gráficamente que puede.
A pensar como artista comenzó temprano en la unfancia, a los 7 años de edad y así lo dice: «Durante estos años que ví a los grandes Maestros de la Ciudad de México haciendo murales y algunas de sus pinturas, sentí el notable impacto que produjeron en mi vida». El mural, por ser arte público, a veces simplifica mensajes y los hace clichés / verdades obviadas y obviables o mentiras que se reiteran. En explicar el por qué ocurrió el 9/11 su visión es ingenua y simplificadora, en demasía.
Visualmente, me encanta el mural. Conocida la interpretación que confiere a sus elementos, me siento frustrado sin embargo. Arturo trabaja con abstracciones simbólicas que, a mi juicio, ya han perdido sentido en la tradiciÁ¨n concreta. Veo mucha gente con banderas en su trabajo; pero, ¿representa la bandera lo mismo para cada persona? Y el sentido de pueblo en luto, por sus víctimas del 9/11 y el de la fuerza de la gente, y su concepción de UNIDAD / FORTALEZA / que él representa con las dos «Torres Gemelas, encima del Globo y, no destruídas», ¿qué fuerzas realmente representan? ¿torres de ambición, ascenso materialista, reconquista del poder financiero, aunque para ello, como sucediera, se tenga que asesinar en batallas a más de un millón de personas ¿Y quiénes son los terroristas? ¿Da el mural especificidades ante estos por qués que inquietan?
No. No hay comentario simbolizante de estos aspectos. Se ha estimado que el costo financiero de la guerra contra Iraq y contra todo grupo o pueblo ‘sospechoso’ superó los $845.000 millones, a pagarse por los contribuyentes de los Estados Unidos. El costo total para la economía estadounidense fue de entre $3 a 5 billones. Y, entre las cosas sospechadas, que no aparecen en el mural de Guevara, es que la verdadera motivación que producir este genocidio interno y externo fuese el dominio del mercado, petróleo y armas, pretextables para declarar una guerra y poner a todo el país a decirle SI, una vez se demonizara unos ‘culpables’. ¿Que mejor incentivo que un gaseoducto petrolero acordado con Hamid Krazai (ex-presidente de Afgánistan), dándole salida por Iraq, ya que por el Golfo Pérsico (Irán) no fue posible y una queja de que los talibanes y al-quaeda representan los Ejes del Mal y enemigos gratuitos de los EE.UU.?
Para mí, las historias romantizadas por el luto y el sentimentalismo patrótico, con los EE.UU. reviste su 9/11 y el rol heroico americano es el mito de los guerreristas, contratistas de apoyo y servicios de guerra y fabricantes de armas. Y retrotrayéndome a cómo se diseñan justificaciones sentimentales, romantizadas con folclor, cuando estudio el papel del Padre Junípero en su tarea de preparar capataces / líderes híbridos, aldeanos cristianizados para nutrir una comunidad que transfiera sus valores indígenas al poder del dominador / conquistador (léase las autoridades españolas), me incomdo y el Cura, pintado por Guevara, es uno que repite el modelo de obediencia, asimilación, introyección de credulidad y auto-inferiorización neocolonialista. Que Guevara explique que, desde la Torre Bell de San Juan Capustrrabo, su personaje «enseña a los indígenas el significado de una bandera americana», me desmoraliza ante el mural.
El padre español relevando el genocidio cultural y la asumpción de obediencia al ‘maintream’ que en Norteamérica ha significado la profusión de chicanos que no saben lo que son, si mexicanos,’hispanos’, o si ciudadanos ya naturalizados, pero malqueridos y étnicamenre recelados. Eso sí. Ellos estarán presto a ser los primeros enlistados en la armada para combatir a Irak, o echar bombas en el Golfo, en dondequiera que se les pida una cuota de sangre, cumplimiento del deber, obediencoia ciega y ‘heroísmo’.
No creo que Arturo sea del tipo de artista que ha de lamentar ese «9/11» por cuanto destruyó materialmente, esto es, espacios de oficinas, que implican pérdidas de billones de dólares, empleos y la urgencia de reconstruir como muestra de orgullo y voluntad política. No él. Hay emoción en su mural, imprecisa solidaridad, mas amor a los EE.UU. En el mural falta denuncia y profecía. ira justiciera en el sentido de la desocultación de motivos. Se quedó muy corto explicando los por qués y festejando el símbolo de abanderamiento.
Otros serán quienes sí lamentarán el impacto del 9/11 en la economía del Bajo Manhattan tras las destrucciones al World Trade Center, con miarda economicista. Otros los audazmente políticos. Guevara no. Hay mucha Madonna, bendiciones sacerdotales y Dama de Libertad envuelta en bandera. Bandera que, en verdad, está doblemente teñida de sangre en Manhattan: nuestras víctimas y soldados, diez veces más o desproporcionadamente representados como bajas en Iraq, con respecto a cada baja estadounidense o de la OTAN.
Ahora bien, la apertura del nuevo «One World Trade Center», aunque se completará por entero en el 2013, se hará este 11 de septiembre del 2011. Hay prisa celebraiva. Prisa de permanent propaganda.
Como dijo Guevara, su obra sobre el 9/11 fue casi una reacción instintiva, inmediata a los hechos, para copar emocionalmente con tal matanza contemporánea, en Norteamérica, y no tiene que ver con nada programático. Es sólo un artistas conmovido por la vulnerabilidad del país a actos terroristas injustificables. El no se ha unido, por oportunismo o protagonismo publicitario a esos planes que todo conmemoran, planificadamente y que todo lo reedifican por contratos convenientes, así como son los Monumentos Nacionales a las víctimas (e.g., el Vuelo 93, su rededicación formal el 10 de septiembre de 2011 y la del «Pentagon Memorial». En fin, que todo caiga en la fecha.
Tengo interpretaciones, si bien igualmente generosas que las de Guevara, otras mías con menos dosis de ingenuidad. La Dama de la Libertad, figura central del mural, él la ha vestido con la bandera estadouunidense. Yo pienso que desde hace tiempo, la Dama de Ellis Island no sostiene una Balanza de Justicia. Y no es ninguna justicia que, en pago al acusado terrorismo (del grupo que haya sido), el Pentágono, la Admnistración Bush y cualquiera fuerza viva que invoque el pretexto de seguridad, la transforme en burda venganza. Con la presencia norteamericana en Oriente Medio, se agravó la tensión que produjo el 9/11. Y hace unos días The Washington Post concluyó que el Pentágono y la CIA, largamente, han sido y son agencias paramilitares, especializadas en matar, de modo revanchino, en alianza de pandillaje con las oligarquías transnacionales y la corporocracia.
Es aún más atroaz que se haya canjeado las vidas de los 3,000 muertos de New York por unas 1,033,000 muertes de guerra como consecuencia del conflicto (tan sólo hasta agosto de 2007 [«Opinion Research Business»]. Una investigación del instituto «Just Foreign Policy» elevó el número de muertos a 1,209, 263 desde la invasión de 2003. Según la misma encuesta, confirmada por datos oficiales, a fecha, entre los militares ocupantes, habrían muerto más de 4,000 estadounidenses; pero las muertes de civiles iraquíes superaban las 25,000 en 2005 … El número de civiles muertos se duplicaba entre el primer y el segundo año, iniciada la invasión, según Iraq Body Count y Oxford Research.
Si yo pintara con el talento de Artuto Guevara, la secuela del 9/11 obviamente, no sería sobre la rápida derrota de las fuerzas iraquíes, el derrocamiento del Presidente Sadam Hussein, su captura en 2003 y su ejecución en 2006, sería la fuerza de la consciencia del mundo representada en Bagdad, encima del Globo Terráqueo. El símbolo de unidad no sería la Bandera Americana. La gente no estaría reverenciando monumentos ni banderas, ni escuchando a ministros al pie de la Torre de misiones como la de Capistrano. Pintaría un pueblo que se abre paso entre cadáveres que no son los suyos, si no los de aquellos niños, mujeres y ancianas de Irak, tal vez menos de 50,000, pero víctimas de un terrorismo oficial del Pentágono.
¿Cuántos iraquíes talibanes y afgnos, se tuvo que matar para saldar la deuda del 9/11? ¿A quien Guevara quiso dar homenaje en este mosaico de elementos?