El imperio; el verdadero imperio no tiene bandera, no tiene fronteras, no tiene “emperador” conocido; no tiene ejército propio, no tiene embajadas establecidas como las que conocemos en el resto de estados más o menos soberanos; no tiene uniformados a sus servidores… “no tiene nada de lo que entendemos como fuerza visible y dominante”; pero sin embargo existe y estamos sometidos a sus designios que ni sabemos donde se amasan y desde donde parten. Pero lo que está claro es que los “políticos pantalla”, que nos meten por los ojos, son meros elementos que se mueven según conviene a ese… “emperador o imperio invisible”. ¿Pero quién es o son esta fuerza o fuerzas tan bien organizadas y potentes?
Las conocemos como “las multinacionales” y están ramificadas de tal forma, que para ellas no existe sistema de gobierno amigo o enemigo; todos los traspasan y llegado el momento, todos o casi todos (dejemos la excepción por si existe) se les someten de grado o por la fuerza… de la presión que ejercen por los hilos que mueven.
Me voy a remontar al año 1989 y en el que leí un libro que entonces me pareció fantástico e increíble, pero que veinte años después entiendo que aquel escritor, que lo escribió en 1980 y lo publico en dicho año; sabía de lo que hablaba y fue un profeta que se adelantó a los tiempos; puesto que treinta años cuales son las dos últimas décadas del pasado siglo y la primera de este… es mucho tiempo teniendo en cuenta la aceleración de todas las cosas que hemos vivido y estamos viviendo.
El libro que cito es el siguiente: “La tercera ola”, de Alvin Toffler: Editado por Plaza y Janes Editores: mayo 1989 y del que se realizaron varias ediciones. El autor; norteamericano nacido en 1928, tiene una muy amplia biografía y que el interesado puede apreciar si entra en la red y la busca, por tanto está al alcance de cualquiera.
Este hombre tuvo la visión (había trabajado y estaba dentro de “la ola”) de que los sistemas cambiaban y que el poder oculto del dinero y los mecanismos que lo mueven, serían el poder que dominaría al mundo futuro; para bien o para mal; pero los sistemas políticos y de cara a las masas, serían una pantalla y una especie de tablero o teatro inmenso de marionetas, las que sin saberlo estaban siendo atadas y bien atadas para manejarlas desde la sombra y según interesara a ese poder invisible, puesto que en realidad no tenía ni tendría cabeza visible nunca.
En sus vaticinios imaginaba un mundo mejor; si bien anunciaba tribulaciones de todo tipo antes de llegar a los avances que imaginó. Las tribulaciones (entendamos desastres) han ido sucediéndose ininterrumpidamente hasta llegar a la situación límite en que se ha llegado con la crisis actual. Los avances de verdadero progreso homogéneo, están por llegar; y los horizontes que hoy vemos no anuncian precisamente cortos espacios de tiempo, puesto que el mundo se enrarece cada vez más.
¿Qué ocurrió? Lo de siempre… la avaricia y las ansias de poder han ido apretando esa especie de nudo infernal y el que lo ha ido asfixiando todo, en beneficio de unas minorías que han ido absorbiendo la riqueza mundial y aún persisten en ese fin cuyo desenlace ni se sabe como y cuando será… pero al final y como dicen los italianos… “lo que tenga que ser será”.
En la trimestral revista de GREENPEACE del pasado año; en un trabajo documentado, se afirma lo siguiente:
“En el mundo hay actualmente 79 multinacionales y casi 800.000 filiales. De las 100 economías más fuertes del mundo, 51 son multinacionales. Controlan el 85% de la inversión extranjera directa mundial y más del 60% del comercio. Las 500 mayores suman el 25% de la producción y generan el 52% del PIB mundial. Evaden impuestos en países del Sur por una total de 160.00 millones de dólares al año. El 95% de las patentes pertenecen a multinacionales del Norte. Mosanto controla el 90% de las semillas transgénicas. Microsoft tiene un 88,26% del mercado en software informático. Empleos Niké: 30.000 trabajadores directos; 800.000 indirectos. La facturación global de Shell equivalía en 2007 al PIB de Venezuela”.
A la vista de este demoledor informe ¿Qué le espera a la humanidad? Pues ya lo estamos viendo; un futuro sin futuro salvo cambios necesarios pero que no se aprecian por ninguna parte, puesto que las reuniones de los que dicen gobernar, o no pueden (que es lo que yo intuyo) o no quieren tomar medidas correctoras, para que este mundo funcione infinitamente mejor de lo que lo hace en la actualidad.
Antonio García Fuentes
(Escritor y filósofo)
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